FUERA DE CARTA
Después de más de veinte años de canciones en el mercado, Nick Cave and The Bad Seeds consiguen un éxito inesperado con su disco Ghosteen, el más vendido durante un tiempo en el Reino Unido y Australia y con gran impacto en otros países angloparlantes. En Ghosteen los músicos de la banda alcanzan el equilibrio entre los elementos esenciales de las canciones: tema, música e interpretación, que hasta la fecha no armonizaban del todo en la producción anterior. Pero aquí añaden la cuarta hoja al trébol para que la notoriedad de este disco alcance a todo el mundo: la emoción. Vibración, chispa, sentimiento, conmoción… Ghosteen es en conjunto un emocionante cántico de esperanza, tras la aceptación de la pérdida de un hijo.
Arthur, hijo de Nick Cave y de su esposa Susie Bick, murió cuando tropezó y cayó por un acantilado cerca de Brighton, una tarde de julio de 2015. El chico había compartido con un amigo LSD, que tomaba por primera vez, y al separarse de él caminó “desorientado y con alucinaciones”, según los investigadores policiales, lo que pudo ser la causa del accidente.
No es la primera vez que alguien compone tras la muerte, imprevista y dolorosa, de una persona cercana. Viene a la mente la canción “Tears in Heaven” de Eric Clapton. “Debo ser fuerte y seguir adelante”, cantaba en un verso de esa magnífica oda; es decir, seguir los consejos de todos para superar el trauma. En este caso, Nick Haven amplifica la intención y el objeto de su llanto, y dedica canciones y un disco completo de larga duración al tema.
Las primeras se incluyen en Skeleton Tree, larga duración grabada el mismo año de la muerte de Arthur, en las que de forma profética se respira la rabia por la tragedia. Pero en Ghosteen avanza algo más que la fase de aceptación, la última en un duelo. En cierta forma, Nick Cave se transforma durante los minutos que dura la audición en el apóstol de una esperanza sin fe.
Disponemos de una clave para entenderlo. Nick Cave mantiene desde noviembre una conexión especial con sus seguidores, una especie de consultorio en línea https://www.theredhandfiles.com (The Red Hand Files) donde se le puede preguntar lo que se quiera. Las contestaciones del músico desvelan su poética y personalidad, también, aspectos relevantes sobre la muerte de su hijo Arthur. En la pregunta nº 74, sobre el dolor a cuenta de la muerte en atentado de la madre de quien pregunta, contesta:
«La tragedia de la muerte de mi hijo está inscrita en la conciencia colectiva del pueblo donde vivimos y donde murió. He tenido que aprender a compartir la realidad del trance con el propio pueblo, porque nos afectó a todos. Dudo que hubiera una madre en Brighton que no sintiera un escalofrío de horror y se aferrara un poco más fuerte a sus propios hijos al escuchar la noticia del accidente sin sentido de Arthur. Pero Arthur era nuestro hijo, nuestra propia carne y sangre. Susie y yo no queríamos compartirlo con nadie, y éramos profundamente posesivos con su ausencia. Nos llevó algún tiempo entender que, aunque nos pertenecía, también pertenecía al mundo. Con el tiempo comprendimos que, aunque éramos los custodios últimos de la memoria de Arthur, de hecho, muchos estaban de luto por él y se sentían indignados por la crueldad y aleatoriedad del suceso, al igual que nosotros. Susie y yo, individualmente y juntos, teníamos que encontrar una manera de estar con Arthur, pero también de compartirlo con toda la gente».
El primer acierto al compartirlo con su trabajo musical es el título del disco que condensa todo en una sola palabra, Ghosteen (la traducción “espíritu adolescente” me parece la más adecuada en este caso). No tanto entusiasma la cubierta del disco, aunque uno puede notar y sorprenderse con la simbólica forma de un corazón en el espacio luminoso que dejan entrever los motivos de un bosque idílico, de cuento de hadas, lleno de flores. Amor en un espacio de fantasía, luz y color que recoge mucho, pero no todo, del sentido profundo de este trabajo.
«Encontré con alguna práctica que la imaginación podría propulsarse más allá de lo personal en un estado de maravilla. Al hacerlo, el color volvió a las cosas con una intensidad renovada y el mundo parecía claro, brillante y nuevo».
En el contexto de misticismo no religioso –al menos, desengañado-, reconciliación, apostolado de la esperanza y del duelo en común que a mi modo de ver impulsa la producción de este disco, la primera canción “Spinning Song” condensa todas las cualidades de las composiciones del doble álbum: fondo musical pausado con predominio del sonido de piano y sintetizadores en loop; formato acórdico de base al estilo chill-out y sin pretensiones instrumentales, algunas fases con acompañamiento de coro sin letra distinguible, ambientación espiritual, canto monódico sencillo en registro medio o con la voz apoyándose en falsete si es necesario, y, sobre todo, Nick Cave, con su voz aguardiente y tesitura estrecha, dominando la sencilla melodía para desgranar un relato poético, misterioso y denso.
“Spinning Song” es un introito salmódico, que funciona como incipit temático y musical de la primera parte, compuesta por ocho canciones dedicadas al chico, en las que Nick Cave se acerca con ternura a su hijo en cada momento, sintiéndole presente y ausente a la vez. Varios hitos jalonan el tránsito del dolor por la pérdida y la ausencia hacia el sentimiento de la presencia espiritual de su hijo. Un álbum que se aparta del cuerpo para profundizar en el alma. En la primera canción, siete veces, es decir hasta el infinito, repite con desgarro “Te quiero”, como haciéndoselo recordar y concluye “la paz llegará en su momento”. En otra canción para azuzar sentimientos, “Waiting for you” habla con su hijo y le manifiesta más o menos: “Un friki de Jesús dice que está al venir. Bueno, un poco de fe puede llegar muy lejos. Tú eres mi ancla y nunca pedí que me liberaran. Anda, duerme ahora, tómate todo el tiempo que necesites. Yo estaré esperando hasta que regreses”.[i]
De esta primera parte es “Ghosteen Speaks”, en la que hace constar además la importancia de un duelo en común: “Estoy dentro de ti, tú estás dentro de mí. Estoy a tu lado, tú estás a mi lado. Creo que ellos están cantando para ser libres, que mis amigos se han reunido aquí por mí”. La letra de esta canción refleja la idea de trabajar para la comunidad que surge como experiencia personal de Nick Cave por la ayuda recibida en el período inmediato posterior a la muerte de Arthur.
«Pienso en lo más profundo que es el sufrimiento comunitario y nuestra capacidad de trascenderlo lo que nos mantiene unidos. Nos es una visión pesimista del mundo, sino todo lo contrario. Los seres humanos tenemos enormes capacidades que nos permiten elevarnos por encima de nuestro sufrimiento».
Entre otras, destaca en esta primera parte “Sun Forest”, una canción con cambio de registro emocional al final, y que contiene una dura reflexión sobre el cristianismo: “Y un hombre llamado Jesús prometió que nos dejaría con una palabra que iluminaría la noche; pero las estrellas cuelgan de hilos y parpadean una a una. Y no es divertido, estar aquí solo sin tener dónde estar con un hombre loco de pena y a cada lado un ladrón y todos colgando de un árbol”.
El segundo álbum se dedica al discurso para el hombre. Comienza con “Ghosteen”, que arranca con un rapto de amor paterno: “Este mundo hermoso, sostenido por estrellas, lo guardó en mi corazón. Las estrellas son tus ojos, que amé desde el principio”. Pero luego pone el foco en la realidad, en la vivencia personal del padre que se aferra a un clavo ardiendo: “Si pudiera, cambiaría el mundo. No hay nada malo en amar algo que no puedes tener en tu mano. Estás sentado al borde de la cama, fumando y sacudiendo la cabeza. Bueno, no hay nada malo en amar las cosas que ni siquiera puedes soportar”.
“Fireflies” es en realidad la lectura de un poema, una canción testimonio que hay que atender y entender como poesía: La luciérnaga es la imagen central de las numerosas contraposiciones (átomo-universo, orden-desorden, realidad-recuerdo, aquí-allá, luz-oscuridad, vida-muerte) en las que se basa el poeta. “No hay orden aquí y no hay término medio. Nada se puede predecir y nada se puede planear / Una estrella es sólo el recuerdo de una estrella. Somos luciérnagas pulsando débilmente en la oscuridad. Estamos aquí y tú estás donde estás”.
La idea del sufrimiento comunitario y el duelo compartido conecta también con la parábola de la semilla de mostaza y la muerte; como dice el texto: “Todo el mundo está perdiendo a alguien y hay un largo camino para encontrar la paz de la mente”, que es la base de la canción “Hollywood”, en la que es significativa la resolución intencionada en falsete. Hollywood es la ciudad de las estrellas y de los sueños, que el poeta personaliza: “Cariño tus sueños son tu parte más grande. Los llevo conmigo en mi corazón. En algún lugar, no sé”. Nick Cave yuxtapone la muerte en este supuesto paraíso, acechado de peligros y crímenes, con la espera resignada hasta alcanzar el descanso (¿eterno?): “Y estoy esperando ahora, que llegue mi hora. Estoy esperando que llegue la paz”.
Ghosteen no es un doble álbum fácil ni de impacto inmediato. Quizás proceda leer primero las letras de las canciones, captar lo esencial de cada una de ellas y luego escucharlo varias veces. En cada una de ella, encontrarán seguro que alguna de las múltiples facetas del trabajo de Nick Cave destaca aún más, como si en cada audición se puliera un diamante y nuevos destellos deslumbraran en este disco que transmite brutal ternura, zozobra emocional y un mensaje vital.
[i] N.del A.: Traducción libre de parte de la letra. En el resto de citas a letras de canciones, no siempre se sigue el orden de los versos. DIARIO Bahía de Cádiz
Ficha del CD: Ghosteen. Sello: Bad Seeds Ltd. Nick Cave & The Bad Seeds. Lista de títulos: Álbum 1 – 1. The Spinning Song (4:43) 2. Bright Horses (4:52) 3. Waiting for You (3:54) 4. Night Raid (5:07) 5. Sun Forest (6:46) 6. Galleon Ship (4:14) 7. Ghosteen Speaks (4:02) 8. Leviathan (4:47) / Álbum 2 – 1. Ghosteen (12:10) 2. Fireflies (3:23) 3. Hollywood (14:12)