En la tarde-noche del 6 de de febrero, el tradicional ¿pregón? del Carnaval desde la plaza de San Antonio marcaba el comienzo formal de la fiesta en la calle. Estuvo en manos de Pablo Carbonell, el polifacético gaditano. Y le salió un concierto de Los toreros muertos salpicado de autobiografía y mucho surrealismo. Originalidad indefinible. Irreverencia, pero también compromiso y denuncia. Y viva Teruel. Pero ¿Cádiz?… DIARIO Bahía de Cádiz
(FOTOS: Eulogio García)
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