Pasados cuatro años de Expedición Malaspina 2010, liderada por el gaditano Andrés Cortazar de la Universidad de Cádiz, sus estudios siguen siendo referencia y punto de partida para el problema que suscitan los residuos en forma de plásticos de diferentes maneras dentro de nuestros ecosistemas marinos.
La problemática sigue estando de actualidad, y cada día más pues el volumen de plásticos que surcan los mares cada vez es mayor y eso que los datos arrojados por el investigador gaditano y el equipo que componía la expedición ya arrojaban cifras dramáticas de contaminación. Tanto es así que las cifras arrojaban, que había surcando nuestros mares, entre 7.000 y 35.000 toneladas.
Un estudio en 2015 de la Universidad de Universidad de Giorgia en Estados Unidos, corroboró los valores de la Expedición Malaspina ofreciendo nuevos datos desalentadores sobre la procedencia de la mayor parte de los plásticos que se acumulan en el océano. Y es que este estudio afirma que aproximadamente el 95% de los residuos, procede solo de diez ríos, siendo dos los responsables de la mitad de la contaminación de este tipo, el Ganges (recorre la India y Blangladesh) y el Yangtze (China).
La distribución de los plásticos recorre el mundo a lo ancho y a lo largo como afirmaron los estudios del Investigador de la Universidad de Cádiz. El Océano Atlántico o el Mar Mediterráneo no se libran de la contaminación, siendo regiones muy contaminadas y más aún si se tiene en cuenta el tamaño del Mediterráneo si se le compara con cualquier océano. Las zonas más contaminadas se encuentran entre las corrientes marinas alrededor del planeta y se acumulan más cantidades por el nivel de procedencia. Es por esto último que el Océano Pacífico es el que más cantidad de plásticos acumula, concretamente el Pacífico Norte aunque también el Pacífico Sur en menor medida. Son afortunados los lugares que se libran de tales mares de plásticos por estás ubicados entre corrientes, siempre hay regiones con suerte, como esta de aquí en el Pacífico entre el norte y el sur.
Es importante que aunque, por fortuna muchas regiones se libran de la llegada masiva de plásticos a sus costas, no se debe levantar la guardia y atajar el problema para evitar que sitios como con playas tan hermosas como las de Cádiz se vean afectadas o al menos en la menor medida. Pues un día quizá no se libren en la Polinesia Francesa ni aquí en sus antípodas y por lejos que estén, al final podemos acabar compartiendo destino.
Afortunadamente, son varias las iniciativas que han puesto foco en la resolución del problema. A día de hoy parece más simple la recogida de los deshechos que el control o supresión de estos compuestos. Sin embargo en zonas como Europa, al menos, la conciencia es cada vez mayor. DIARIO Bahía de Cádiz