Esta afección ocular impide que la persona pueda ver de forma normal, y de hecho, es una de las principales causas de ceguera irreversible. Los pacientes diagnosticados de glaucoma pueden mejorar su calidad de vida con diferentes ayudas visuales ópticas.
Hay personas que sufren de enfermedades oculares que provocan baja visión. Se trata de dolencias como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma o las cataratas (más probables en personas mayores de 50 años). Pero la calidad de vida de estas personas no tiene por qué verse afectada en gran medida siempre y cuando sigan una serie de recomendaciones, entre las que se incluye tanto el uso de ayudas visuales como la rehabilitación visual.
En el caso concreto del glaucoma, la enfermedad viene producida por una lesión o atrofia del nervio óptico causada en el mayor número de los casos por una presión intraocular que supera los 21mmGH. El nervio óptico es el lugar en el que se reúnen las informaciones que capta la retina y a través de él la información es enviada al cerebro para que las imágenes se procesen. Cuando se tiene glaucoma se puede llegar a la ceguera. De hecho, el glaucoma es una de las mayores causas de ceguera irreversible conocida.
Las personas que sufren Glaucoma suelen comenzar teniendo problemas en la visión periférica, por eso muchas veces la enfermedad se diagnostica tarde, debido a que apenas se presentan síntomas. También puede producirse un glaucoma con afectación en la parte central del ojo. En estos casos sí que se perciben los síntomas claramente y estos afectan a la visión. Una de las patologías que más comúnmente afecta a la retina central en la Degeneración Macular Asociada de la Edad (DMAE).
Son enfermedades llamadas silenciosas porque normalmente no dan la cara o no se aprecian hasta que el grado de afectación en el paciente ya es complicado de revertir. Por ello es importante que los pacientes se realicen revisiones periódicas de la vista cada cierto tiempo para que el oftalmólogo pueda evaluar el estado del fondo de los ojos. Existen instrumentos especializados en medir la tensión del ojo que darán al especialista una pauta y una idea de cómo está el paciente. Estas pruebas no son de tipo diagnóstico, sino que se utilizan para realizar seguimiento del paciente.
Ayudas visuales ópticas
Una vez diagnosticada la enfermedad que se sufre, existe la posibilidad de establecer una serie de pautas de salud visual para mejorar la calidad de vida de los pacientes, y que pasan por seguir una rehabilitación visual a través del uso de ayudas visuales.
Por una parte, se encuentran los filtros de corte selectivo que se personalizan según las necesidades de cada paciente y que ayudan a que la persona se adapte mejor a los cambios de luz. De esta forma también se reduce la fotofobia (intolerancia anormal a la luz que suele darse en personas que tienen enfermedades relacionadas con los ojos o con el sistema nervioso). Estos filtros pueden ser de diferentes tipos: monofocales, bifocales o progresivos, dependiendo de la agudeza visual del paciente, del campo visual que tenga, así como de sus necesidades y características personales. Los filtros protegen y dan más contraste tanto para la visión diurna como nocturna.
Por otra parte, también existen lo que se viene a llamar Ayudas visuales para cuando se necesita aplicar la vista con la lectura, o, al contrario, para cuando hace falta contar con visión de lejos. En estos casos son muy interesantes las lupas y los microscopios, que pueden o no llevar iluminación para ayudar en la lectura y la escritura, así como los telescopios, que ayudan a mejorar la visión lejana en posiciones estáticas (como puede ser ver la televisión). Obviamente, en estos casos es fundamental que los aumentos de estas lentes especiales se realicen en establecimientos especializados.