La Navidad está a la vuelta de la esquina. Hablamos de una época que es recibida con ilusión no solo por los más pequeños de la casa, sino también por los adultos. Y es que obviando los regalos, estas fechas también traen consigo otros aspectos positivos, ejemplificándolo el de degustar ciertos alimentos que se consumen típicamente en la estación invernal. Un claro ejemplo es el de los roscos de vino andaluces.
Lo cierto es que estos productos son disfrutables durante todo el año, pero su consumo se dispara cuando llegan las Navidades. Hoy hablaremos de ellos, profundizando concretamente en las claves de su éxito, el origen que se remonta a unos cuantos años atrás y otros aspectos de lo más interesantes.
Este es el origen de los roscos de vino de Málaga
En primer lugar hablamos de su origen, el cual guarda una relación directa no con la gastronomía andaluza como tal vez creas, sino con la de Arabia. De hecho, no es la única receta de Andalucía que, en realidad, fue introducida en dicho territorio por los árabes hace muchos años.
Hace trece siglos, en toda la península hubo muchísimos musulmanes. Permaneciendo en dicho territorio durante más de siete siglos, era de esperar que algunas de sus tradiciones, incluyendo las gastronómicas, calasen hondo en España.
Los árabes históricamente eran amantes de los dulces en general. Unos de los que introdujeron en Al-Ándalus era elaborado con mucho gusto. De hecho, cambió el concepto de lo que por aquel entonces eran los inicios de la repostería en Andalucía. Nos referimos a los roscos de vino.
Antes de ahondar en ellos, conviene destacar que no son los únicos dulces andaluces que, en realidad, son de origen árabe. Al listado de suman tantos otros como los deliciosos pestiños, amén de los alfajores e incluso los buñuelos.
Características de estos dulces tan sabrosos
Aunque como hemos dicho antes los roscos de vino se introdujeron en Al-Ándalus hace muchísimos años, lo cierto es que su sabor, textura y otras características han permanecido inalteradas. Así pues, degustar uno de estos dulces es sinónimo de tradición en estado puro.
Es destacable la forma de dichos dulces, la cual recuerda a la de una rosquilla. En términos visuales, llama poderosamente la atención la tonalidad tan clara. El color blanquecino viene dado por la importante presencia de un ingrediente: el azúcar glas, también conocido como glasé.
Este tipo de azúcar forma parte de la cobertura del conjunto, dándole un sabor dulzón que, como veremos más adelante, contrasta a la perfección con otras notas muy distintas como la del vino.
Antes de describirlas, toca seguir profundizando en otros aspectos como la textura. Es esponjosa a más no poder, dando pie a que cada bocado suponga una experiencia gastronómica de lo más enriquecedora.
El vino malagueño: uno de los ingredientes más importantes
Es innegable que el azúcar glas predomina en la combinación de sabores, pero hay otras notas que también adquieren una gran importancia. Así lo demuestra el aroma vinícola que se nota desde el primer momento en que un rosco es sacado de su envoltorio.
Aunque depende de cada marca, las que mayor éxito cosechan son aquellas que elaboran los roscos haciendo uso de vino dulce proveniente de Málaga. En Axarquía y otras áreas similares, dicha bebida presume de un gusto afrutado que es exquisito, el cual contrasta con diversas notas cítricas y pequeños toques que recuerdan al jazmín.
Las características a nivel organoléptico del mencionado vino congenian inmejorablemente con los citados dulces. De hecho, llevan fusionándose desde hace siglos.
Eso sí, la lista de ingredientes no termina aquí. Otro de los más relevantes, siendo de hecho el que cuenta con una mayor presencia en la receta, es la harina de trigo. La manteca, la cual es extraída de cerdos de raza ibérica, también conforma los roscos que, adicionalmente, llevan un poco de canela y clavo.
Un producto que volverá a triunfar estas navidades
El sabor único del vino dulce de Málaga y del resto de ingredientes, la textura y el aroma inconfundible son algunos de los aspectos que darán pie a que estas Navidades, por enésima vez, los roscos andaluces vuelvan a cosechar un gran éxito en todo el país.
De hecho, estos dulces incluso traspasan fronteras. Y es que es habitual ver a turistas de otros países llevarse bolsas enormes o incluso cajas con multitud de unidades, sabiendo que cuando las repartan entre sus familiares, todos ellos quedarán encantados degustando unos productos de repostería que registran muchas ventas sobre todo en Navidad.
Como hemos dicho antes, fuera de esta época de festividad e ilusión, los roscos de vino andaluces también se consumen, aunque no tanto. Algunas personas optan por desayunarlos, así como degustarlos a media tarde junto a un café. En definitiva, sea cual sea el momento elegido para comerse uno o varios roscos, la experiencia es placentera y satisface a todo tipo de paladares.