Antonio Cabezas de Aranda fue el primer marqués de Montana, que daría el primer nombre al palacio que un día mandaría construir: el Palacio Domecq, antiguo palacio del Marqués de Montana. Está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), erigiéndose como un testamento arquitectónico a la elegancia y la rica historia de Jerez de la Frontera.
Es imperioso para los amantes de las exposiciones y el arte disfrutar de las salas de estilo barroco del Palacio Domecq. Las visitas guiadas se ofrecen cada semana, y es ideal para sumergirse en la fascinante cultura jerezana.
Famosa por sus bodegas de vino y la tradición ecuestre, Jerez dispone de una amalgama de experiencias culturales. De hecho, esta visita al palacio incluye el paso por sus bodegas, una de las paradas de la Ruta del Vino de Jerez.
Uno de los atractivos cercanos para completar la ruta educativa es el Zoobotánico de Jerez, un lugar donde la naturaleza cobra vida en un equilibrio armonioso. Ideal tanto para adultos como para niños, este espacio permite a los visitantes zambullirse en la diversidad de la flora y fauna local, combinando conocimiento y recreación de manera única.
El encanto del Palacio Domecq
El Palacio Domecq es toda una joya arquitectónica que funciona como lienzo perfecto para la expresión artística y cultural entre las actuales Plaza del Mamelón, Alameda Cristina y Plaza de Aladro, la ubicación perfecta. Sus salas encarnan la esencia misma de la elegancia, con una fachada imponente que desvela cómo eran los palacios burgueses del siglo XVIII, en esta ocasión ideado por el arquitecto jerezano Juan Díaz de la Guerra.
El Palacio Domecq fusiona la grandeza de la arquitectura clásica con detalles exquisitos. Los salones inspiran ese eco de la nobleza, distribuidos en torno a un patio de columnas de planta cuadrada con una escalera imperial al fondo, y presidido por una mítica escultura de mármol. Cada rincón parece narrar su propio relato, dando lugar a la imaginación de los entregados a la historia.
Se trata de un emblema de actividades culturales, exposiciones y eventos exclusivos, lo que suman aún mayor prestigio y le conceden el simbolismo de poder social y empresarial. Tablaos flamencos, talleres de vino y encuentros de lo más especiales e íntimos han tenido lugar entre sus paredes y columnas.
Cautivador, imponente y lleno de historia, el Palacio Domecq es un faro cultural en el corazón de Jerez. Una visita a este enclave es más que un encuentro con la arquitectura; es una inmersión en la elegancia ancestral que define la esencia de este palacio único.