Durante el pasado curso escolar 2017/2018, han sido casi 20.000 estudiantes los que se han beneficiado del uso de comedor en la provincia de Cádiz en un total de 203 centros, según los datos de la delegación territorial de Educación de la Junta de Andalucía.
Concretamente, estos comedores escolares han ofrecido más de 2,4 millones de menús con un coste aproximado de 11,5 millones de euros, de los cuales, alrededor de 6 millones se corresponde con el importe de la bonificación otorgada a las familias.
Estos comedores son un servicio educativo para todo el alumnado de los centros autorizados. Tienen una duración de hasta dos horas desde que acaba la jornada escolar de la mañana (de 14 a 16 horas). Durante las vacaciones se interrumpe el servicio, y muchos ayuntamientos deben buscar alternativas para seguir ofreciendo menús a los menores de familias con problemas económicos.
En una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, la delegada territorial de Educación, Remedios Palma, subraya que “son un recurso imprescindible de marcado carácter social con el que se ofrece la posibilidad a los padres y madres de conciliar la vida familiar y, por otro lado, favorece la igualdad e independencia de la mujer al posibilitar que acceda a sus responsabilidades laborales”.
En cada colegio, el consejo escolar se convierte en el eje que organiza y hace funcionar el comedor escolar. Las atribuciones van desde solicitar dicho servicio para su centro hasta velar por el cumplimiento de las normas sobre sanidad e higiene, pasando por la aprobación de los menús, el presupuesto y las actividades, así como la admisión de alumnado y propuestas de ayudas a los comensales.
“Los comedores escolares suponen además una pieza importante en todas las medidas dirigidas a mejorar los hábitos alimenticios de los niños y prevenir problemas de salud como la obesidad”, agrega Palma. Es por eso que, asegura, estos comedores de los centros públicos andaluces promueven una alimentación saludable que está supervisada por nutricionistas y que, entre otros aspectos, se caracteriza por una mayor proporción de verduras en los menús, fruta fresca como postre al menos cuatro días a la semana, uso de aceite de oliva virgen extra, más pescado que carne, prohibición de alimentos precocinados y limitación de los fritos, y una importante apuesta por la dieta mediterránea y productos ecológicos.