Recientemente salía publicada una noticia sobre una startup que había fabricado tablas de surf con impresora 3D a partir del plástico encontrado en las playas de la provincia de Cádiz.
Esto puede resultar original, pero si tiene que servir de algo es para hacer reflexionar a la sociedad sobre el derroche de plástico que se hace en el día a día así como la poca conciencia social y medioambiental de dejarlo, además, abandonado en las playas, ensuciándolas. Basta pensar que para cada tabla han servido alrededor de 5 ó 6 kilos de plástico. Se dice rápido.
A pesar de esto, como consolación, se puede decir que podría ser peor, ya que cada vez son más las personas que, para sus compras, utilizan bolsas de tela que han sido hechas como Merchandising de empresa o compradas como souvenir en algún sitio.
El exceso de plástico en los supermercados
En 2018 se anunciaba con bombo y platillo que las bolsas de plástico dejarían de existir en los supermercados a partir de 2021. Ahora, en 2021, se ve cómo se siguen utilizando –previo pago –.
Por fortuna, la sociedad cada vez está más concienciada y lleva sus propias bolsas, de tela, de plástico, de rafia… Y, lo mejor, se ha recuperado el tradicional carro de la compra que había estado relegado a un segundo plano o asociado a personas mayores. Hoy en día cada vez es más frecuente ver a personas jóvenes llevándolo a la salida del súper o en los mercados –que, parece, también se van recuperando-.
A pesar del responsable comportamiento de los consumidores, en muchas ocasiones el derroche de plástico viene por parte de la distribución. Basta pensar en manzanas envasadas en bandejas y recubiertas de miles capas de plástico, doble bolsa en las pescaderías o, simplemente, el uso de plásticos poco sostenibles.
Reducir su uso depende la sociedad en su conjunto, no sólo de los consumidores. Estos pueden demandar determinados productos de una forma, pero si la distribución no lo sirve porque no lo considera prioritario o porque no le sale a cuenta, no lo hará y se avanzará a pasos más lentos de los que requiere el cambio climático.
La importancia de la economía circular
La segunda vida a través de la reutilización de estos residuos, como muestra el caso de las tablas de surf, es una alternativa para minimizar el impacto del uso de tanto plástico, si bien el objetivo primordial sería su disminución.
Así, ya son muchas las personas que han abandonado la botella de agua y la han sustituido por una cantimplora de latón que, además, ayuda a conservar fresca el agua. O han aprovechado bolsas de algodón personalizadas de regalos promocionales para transportar objetos, hacer la compra o llevarla siempre en el bolso por si acaso.
El compromiso con el medio ambiente debe ser compartido por toda la sociedad y por todos los eslabones de la gran cadena de producción y consumo. De hecho, precisamente, ya existen planes para promover una nueva forma de producir y consumir bajo el paraguas de la economía circular, incorporando valores que tengan en cuenta las famosas 3R: reciclar, reutilizar y reducir.