Dar un salto cuantitativo y cualitativo en cuanto al conocimiento científico que se tiene de determinados procesos marinos y fomentar el desarrollo de la llamada Economía Azul en el suroeste de la península ibérica, son dos de los objetivos del proyecto europeo Ocaso, coordinado desde la Universidad de Cádiz por el catedrático del departamento de Física Aplicada, Miguel Bruno.
Esta iniciativa centra sus esfuerzos en crear un observatorio costero ambiental del suroeste de la Península Ibérica. Se trata de desarrollar un sistema de observación oceanográfico, similar al meteorológico, que ofrezca información a los usuarios sobre el comportamiento de los diferentes procesos marinos que ocurren en las costas de Alentejo y Algarve (Portugal), así como en Andalucía.
El proyecto, aprobado por el programa europeo de cooperación transnacional Interreg V-A España-Portugal (POCTEP) 2014-2020, con un presupuesto total que asciende casi a un millón de euros, cuenta con un consorcio donde, además de la Universidad gaditana, participan Puertos del Estado, la Universidad de Algarve, el Instituto Hidrográfico IHPT y el Instituto Español de Oceanografía (IEO). Entidades que buscan potenciar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en esta área.
Dicho observatorio, según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz, ha sido ideado como una plataforma integrada, sostenible y dinámica, que pretende beneficiar al tejido socioeconómico local, así como a administraciones y empresas, especialmente a aquellas que se dediquen al sector ambiental; y es que podrán contar con información que les ayude en la toma de decisiones. De hecho, una de las novedades de esta iniciativa se centra en que los propios usuarios podrán participar activamente en la definición de las características de la información, lo que da a esta innovadora herramienta el papel de conector entre las usuarios finales y las iniciativas europeas de observación ambiental.
Para poder llevarlo a cabo, el primer paso es potenciar aquellas estructuras de observación meteo-oceanográficas que ya existan, además de desarrollar y adaptar los modelos hidrodinámicos y atmosféricos disponibles. Asimismo, habrá que gestionar los datos de manera que se cree una homogeneización de los protocolos y, en último lugar, identificar a los posibles grupos de usuarios y cuáles son sus necesidades.