Coincidiendo con el Día Internacional contra la homofobia, la bifobia y la transfobia, que se recuerda cada 17 de mayo –en esa fecha, en 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales-, la federación andaluza Arco Iris ha presentado su informe bianual sobre el respeto a la diversidad sexual en la educación.
Este estudio, titulado ‘Educación y diversidad sexual en Andalucía: el camino del miedo al amor’, ha tenido en cuenta talleres grupales, cuestionarios anónimos y entrevistas personales realizadas en más de 100 institutos y colegios de las ocho provincias andaluzas con la participación de más de 10.000 estudiantes de Primaria y Secundaria. Incluye datos estadísticos sobre los niveles de aceptación y confianza hacia la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género.
Arco Iris considera que esta investigación muestra una “significativa mejora” de las actitudes y conocimientos del alumnado en comparación con el anterior hecho público por esta federación en 2015. En especial ha mejorado la aceptación de la diversidad sexual, la visibilidad de la bisexualidad, el conocimiento de los términos intersexual y pansexual y el apoyo a los menores transexuales.
Para este colectivo, estos datos revelan el “salto sin precedentes” que ha dado la sociedad andaluza: “en 2017 más del 90% del alumnado acepta con naturalidad la diversidad sexual. Sin duda para ello han influido cambios legales, cambios generacionales, la visibilidad en las redes sociales y en los medios de comunicación, la implicación del profesorado y las familias y la acción activista de organizaciones pro-LGTBI como Arco Iris”, afirma Gonzalo Serrano, presidente de esta federación, en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
Unos datos positivos que tristemente contrastan con las agresiones que se siguen registrando más allá de las aulas, como una reciente por motivos declaradamente homófobos y tránsfobos en la Feria del Caballo de Jerez, o en el pasado Carnaval de Cádiz.
Asimismo, y a pesar de las “mejoras evidentes” en la normalización, este informe de 2017 muestra que “maricón” sigue siendo el insulto más utilizando en el patio de los institutos, “aunque paradójicamente no se utiliza contra alumnado homosexual”.
EN CÁDIZ, POCAS DIFERENCIAS ENTRE EL MUNDO RURAL Y EL URBANO
En la provincia gaditana el estudio ha tenido en cuenta talleres grupales, cuestionarios anónimos y entrevistas personales en 27 centros: 23 de Secundaria y cuatro de Primaria. En las actividades, que han llegado a cerca de 2.000 estudiantes, han colaborado las asociaciones Arco Iris de Cádiz, Delta LGBTIQ Sierra de Cádiz, Lambda La Isla, Asamblea Feminista de Cádiz, Transhuellas, Aleas-IU, ASDE (Asociación de Scouts de España) y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha). Además han apoyado estas acciones la Diputación y los ayuntamientos de Cádiz y San Fernando.
“En estos dos años hemos observado una evolución importante en el alumnado en cuanto a los referentes positivos (cada vez más visibilidad en sus contextos, en las redes, en los medios). También hay una evaluación positiva en cuanto a la visibilidad del propio alumnado LGBTI”, apunta la presidenta de Arco Iris Cádiz, Esperanza Moreno.
Además, Moreno afirma que en el presente curso “hemos vivido varios momentos mágicos de empoderamiento dentro del grupo, adolescentes que han hecho pública su orientación afectivo-sexual o identidad de género frente al resto de la clase, y han puesto sobre la mesa experiencias homófobas o tránsfobas dentro del propio instituto, proporcionándonos la posibilidad de acompañar/mediar en la resolución del conflicto”.
“Cabe destacar una notoria evolución en la visibilidad trans y en este terreno nuestro trabajo se ha visto enormemente reforzado al contar con el apoyo de activistas trans como Alejandro Galván, y más recientemente David, el primer menor trans que consiguió el cambio de nombre y género en su DNI en Andalucía”, añade.
En los últimos meses además la polémica suscitada por el conocido ‘autobús del odio’ de la asociación utracatólica y de ultraderecha Hazte Oír ha resultado ser, según Arco Iris, “una increíble oportunidad para poder debatir, visibilizar, sensibilizar y educar en materia de transexualidad y diversidad sexogenérica”.
Igualmente se resalta que este último año se han encontrado en Cádiz “más adolescentes que antes conocen y se identifican” con la pansexualidad (sentirse atraído por otras personas más allá de su género) y el ‘gender-fluid’ (identificarse y sentirse hombre o mujer de acuerdo a las circunstancias, gustos y deseos personales).
Indagando en el estudio, mientras que en otras provincias andaluzas la diferencia rural-urbano marca la diferencia, en Cádiz, “una provincia con importante niveles de turismo e intercambio cultural”, no siempre rural/urbano ha significado cierre/apertura.
De hecho, se evidencia que hay poblaciones muy pequeñas, como Grazalema, donde el alumnado respondió de manera profunda al taller, desde la empatía incorporada, las ganas de hacer y aprender, y la libertad de expresión verbal y corporal. “Con ellos se abrió la posibilidad de trabajar a través de herramientas teatrales, y fue uno de los momentos más constructivos y resilientes de todo el curso”, se explica.
En el Campo de Gibraltar se cruzan otras realidades multiculturales, y en poblaciones de costa como Conil, Chiclana o Cádiz, la apertura no tiene tanto que ver con el carácter urbano como con el hecho de ser, históricamente, puertos de paso de diferentes realidades.
En algunas poblaciones rurales, más vinculadas a sectores económicos primarios, sí se han hallado más dificultades “porque en general el machismo campa a sus anchas, y ya sabemos que la homofobia es una pata más del monstruo patriarcal”. “A más machismo (y resistencias a la hora de trabajar cuestiones básicas de género), más homofobia y transfobia hemos encontrado”, se queja Esperanza Moreno.
Los 21 municipios gaditanos en los que se han realizado actividades que además han servido para nutrir este informe de Arco Iris son: Cádiz, Jerez, San Fernando, Chiclana y Puerto Real, en la Bahía gaditana, y más allá: Alcalá de los Gazules, Algodonales, Algeciras, Bornos, Conil, Espera, Grazalema, Paterna de Rivera, Puerto Serrano, San José fel Valle, San Roque, Tarifa – Facinas, Trebujena, Ubrique, Vejer y Villamartín.
LA PRIMERA GENERACIÓN NACIDA EN EL SIGLO XXI, MÁS ABIERTA
Ante la pregunta entre el alumnado de Secundaria participante en el estudio de si mantendrían la relación de amistad con su mejor amigo o amiga si les confesara que es lesbiana, gay, bisexual o transexual, por primera vez en la historia de Andalucía, según este informe, el porcentaje de aceptación supera el 90%. En 2015 se rozaba el 75%.
Para Gonzalo Serrano este avance “tan significativo” tiene que ver con el cambio generacional vivido en los institutos y con la aprobación del matrimonio igualitario hace ya 12 años, en junio de 2005: ”en 2017 la primera generación nacida en el siglo XXI ya copa como alumnado todos los niveles de Secundaria. Se trata de una generación cuya infancia se ha desarrollado en la normalidad de la existencia de familias homoparentales en muchos colegios, pero sobre todo, en la visibilidad de personas LGBTI en redes sociales y medios de comunicación”. Este colectivo interpreta que “la revolución arco iris va ‘de serie’ en las mentes de la primera generación nacida en el siglo XXI”.
Asimismo, el informe aporta un dato estadístico que también ha mejorado: el 67% del alumnado cree que su familia “reaccionaría bien” al decirles que son LGBTI. En el estudio hecho público hace dos años menos de la mitad mostraba esta confianza en sus familias. “En las generaciones del siglo pasado, entre las que estamos tanto el profesorado como los padres y las madres de ahora, también estamos avanzando y eliminando de nuestras mentes ideas antiguas impregnadas de homofobia”, se sentencia.
En relación a la bisexualidad, hasta hace bien poco un tema tabú también en los centros educativos, desde la federación señalan que por primera vez este curso se han encontrado con alumnado abiertamente bisexual en la práctica totalidad de los institutos que han participado en este estudio. ”Se trata sobre todo de chicas bisexuales”, se apostilla.
En cuanto al conocimiento de la diversidad sexual por parte de los chavales, Arco Iris subraya como señal de avance el hecho de que en todos los centros visitados hayan encontrado alumnado que conocía previamente el término intersexual. En relación a las orientaciones sexuales la mayoría conoce ya los términos asexual y pansexual, si bien no reconocen la palabra demisexual. En cuanto a las identidades de género, tampoco se conocen aún los términos no-binario y a-género, referidos a las personas que no encajan en la dualidad hombre o mujer, “aunque empiezan también a visibilizarse en los centros”.
También en el presente curso se ha asistido a la creación de grupos Arco Iris en más de 50 centros educativos de la región. Se trata de grupos autogestionados por alumnado que continúan la sensibilización en sus colegios e institutos tras recibir un taller por parte de activistas docentes de la federación Arco Iris. Gracias al apoyo de estos grupos “un gran número de chicos y chicas han encontrado este curso la fuerza para salir del armario en su entorno y continuar con la cadena visibilidad-respeto-igualdad, que es la estrategia de Arco Iris para arrinconar a la homofobia”.
UNA DÉCADA DE AVANCES PROGRESIVOS
Hace 10 años, momento en el que este colectivo empezó a realizar estos informes, la situación era “radicalmente distinta”: la mayor parte de chicos respondía que su relación de amistad empeoraría o se rompería si su mejor amigo o amiga ‘saliera del armario’.
Para Arco Iris, la homofobia de hace una década entre el alumnado de Secundaria respondía a la influencia de la homofobia social heredada del siglo pasado: “en el siglo XX la homosexualidad fue delito en casi todos los países del planeta, además era considerada como una enfermedad y por si fuera poco nos habían engañado haciéndonos creer que no era natural”.
Hoy los jóvenes se sorprenden al saber que aún quedan 80 países, de los cerca de 200, que condenan la homosexualidad con penas de cárcel, torturas y, en 10 de ellos, con la pena de muerte. También les sorprende que pudiera considerarse una enfermedad: “¿Cómo se puede condenar a dos personas por enamorarse y quererse? ¿Cómo se podía considerar el amor una enfermedad?”, son algunas de las preguntas más habituales en estos talleres.
Sobre España, también les choca a estos alumnos que la homosexualidad fuera delito hace menos de 40 años. Fue en el año 1979 cuando se eliminaron los párrafos referidos a la homosexualidad de la ley franquista de peligrosidad social, anteriormente conocida como ‘de vagos y maleantes’.
PERO LA MAYOR PARTE DE JÓVENES “SIGUE EN EL ARMARIO”
Con todo, a pesar de los avances, este estudio de 2017 también advierte, para luchar contra la persistencia de la homofobia, en “centrar la atención en deconstruir masculinidades agresivas”. Son los chicos quienes presentan un mayor porcentaje de rechazo a la diversidad sexual; y son igualmente los varones quienes perpetúan la sensación de homofobia en el entorno escolar “con el uso permanente de lenguaje machista y homofóbico”. En este sentido, se resalta como la palabra “maricón” sigue siendo recurrente, insulto que es definido por el alumnado como el más habitual y ofensivo que utilizan con los varones en los patios y recreos.
El estudio también observa el hecho de que aún la mayor parte del alumnado LGBTI que estudia Secundaria “sigue en el armario”. “Ya hay chicos y chicas que se afirman como homosexuales y bisexuales en la práctica totalidad de los centros, a partir de segundo y tercero de la ESO, sin embargo aún estamos lejos del 10%”, entiende esta federación, en base al porcentaje de personas homosexuales en la población general según el informe Kinsey, que concluye que uno de cada diez siente atracción exclusiva por personas del mismo sexo. Así, se considera que por regla general, en cada clase hay de media uno o dos alumnos no heterosexuales.
La edad más habitual en la que las personas suelen darse cuenta de su orientación sexual son los 12 años. Como norma general cada joven le dice a alguien más que es lesbiana, gay, bisexual o transexual en torno a los 17 años, es decir, cinco años después de haberse dado cuenta de su propia orientación o identidad LGBT.
Por último, se anota que las personas intersexuales (nacen con características biológicas tanto masculinas como femeninas, es decir que los rasgos de uno u otro sexo se encuentran combinados) “son completamente invisibles en el sistema”. Según el último informe de Amnistía Internacional se trata del 1,7% de la población, “pero su existencia suele invisibilizarse al nacer”.
PROFESORADO Y FAMILIAS
Por otro lado, desde Arco Iris creen que los avances dados están relacionados con la aprobación el curso pasado del II plan de igualdad de género de la educación en Andalucía que “por fin incluye la diversidad sexual y familiar entre sus contenidos y que es de obligado cumplimiento en los centros públicos”.
Por primera vez hace un año, y en el marco de este plan, una gran cantidad de Centros de Formación del Profesorado han organizado cursos y jornadas formativas sobre transexualidad y diversidad sexual en colaboración con entidades pro-LGTBI. “Ahora la mayoría del profesorado andaluz siente que fomentar el respeto a la diversidad sexual forma parte de su labor como docentes, y eso está haciendo que aumente el nivel de información, sensibilización y confianza del alumnado”, se aclara.
Además, este informe de 2017 señala la otra “gran revolución” de estos dos últimos años: aquella emprendida por las familias con menores transexuales e iniciada de forma mediática con el caso del colegio San Patricio de Málaga. “Estas familias han hecho avanzar las mentalidades de profesorado y alumnado al apoyar a sus hijos e hijas para que vivan sin miedo en consonancia con su identidad: su sexo sentido”, apunta Arco Iris, que calcula que una de cada mil personas es transexual.