La Obra Social la Caixa llevará a la localidad malagueña de Estepona las ilusiones de las obras del cineasta George Méliès de la mano de su exposición itinerante ‘Damas y caballeros, empieza el espectáculo. George Méliès y el cine de 1900’, que ya se pudo ver en la capital gaditana en la primavera del pasado año.
Será en el mes de septiembre cuando esta muestra llegue a tierras malagueñas tras su paso por otras localidades como Llano de Samper, en Jaca, y Gandía. De esta forma, el 6 de septiembre se inaugurará en Estepona y estará abierta al público hasta el 2 de octubre. Forma parte de una serie de proyectos dedicados al cine y a su esencial papel en la forma de entender y ver el mundo de la sociedad actual. Bajo este objetivo, la Obra Social la Caixa ha querido poner en valor la figura de unos de los impulsores del séptimo arte que con sus creaciones marcó un punto de inflexión en la historia del cine: el francés George Méliès.
Si los hermanos Lumière son considerados como los padres del cine en la cultura popular, George Méliès es su homólogo en el campo de los efectos especiales. Nacido en París, Méliès se formó en el campo de las artes escénicas pero cuando en 1895 asistió a la primera proyección de los Lumière en la capital francesa se dio cuenta de que las imágenes en movimiento podían ofrecerle una nueva visión narrativa que no podía conseguir sobre las tablas del escenario de un teatro.
Aquella tarde de diciembre, Méliès quedó tan maravillado con el cinematógrafo que intentó que aquellos dos hermanos inventores, que acababan de sentar las bases del cine moderno sin saberlo, le cediesen su invento para una de sus funciones. Ante la negativa de los Lumière (hay que recordar que ambos consideraban que su invento no tenía mayor recorrido que el de entretener a un grupo reducido de gente durante muy poco tiempo), Méliès decidió hacerse con un aparato similar con el que poder plasmar imágenes en movimiento en sus obras.
Robert William Paul fue el encargado de proporcionarle un artilugio de estas características: uno de las copias del Kinetoscopio ideado por Edison. A partir de ese momento, George Méliès comenzó a investigar y a probar todo tipo de efectos bajo la ley del ensayo y error. Como si de un gran jugador de póker en pleno proceso de comprender las reglas formales y las normas no escritas que rigen este juego de cálculo se tratase, Méliès estudió no solo los efectos visuales que podía crear con ese nuevo aparato sino el impacto que éstos tenían sobre sus espectadores. Fue así como consiguió plasmar los sueños de la mente humana sobre una película de cine, convirtiéndose en el único mago del séptimo arte.
Tan solo un año después de haber asistido a la proyección de los Lumière, George Méliès ya contada con algunas producciones cinematográficas propias. Al contrario que las proyecciones de Auguste y Louis, las cintas del parisino se alejaban del realismo para entrar en un mundo onírico, plagado de luces, sombras y diferentes trucajes ópticos (disolución de imágenes, exposición múltiple, cámara rápida, etc.) que hacían las delicias de sus espectadores. Su fama fue en aumento y en 1902 llegaría su momento de mayor éxito con el estreno de Voyage dans la Lune. Con apenas 14 minutos de metraje, y basada en las ideas de la obra de Julio Verne, De la Tierra a la Luna, y de la novela de H.G.Wells, Los primeros hombres en la Luna, Voyage dans la Lune fue considerada como el primer largometraje de la historia.
Pese a su éxito inicial, Méliès tuve que hacer frente muy pronto a las grandes productoras cinematográficas y a la proliferación de las salas de cine que terminaron por condenarlo al olvido. En 1925, George Méliès trabajaba en un quiosco junto a su mujer tras haberse visto obligado a vender todas sus propiedades. Fue ese mismo año cuando el director de la publicación Ciné-Journal, Léon Druhot, lo reconoció y lo ayudó a visibilizar su obra. Sus cintas fueron descubiertas y elogiadas hasta tal punto que sería distinguido en 1931 con la Legión de Honor.
La exposición ‘Damas y caballeros, empieza el espectáculo’ pretende ser un homenaje a toda la trayectoria profesional de George Méliès, acercando a sus visitantes fotos, carteles y maquetas del cineasta. Además, también se muestran dibujos hechos por el propio Méliès y se proyectan algunas de sus cintas más importantes. Toda una oportunidad para acercarse al increíble universo mágico de los inicios del cine. DIARIO Bahía de Cádiz