Cindy E.C, afincada en Sanlúcar de Barrameda, en tan solo 40 días llegó a acumular 23 denuncias por robo, aunque las autoridades estiman que esta cifra puede ser aún mayor debido a otros no denunciados. Según el informe, la mujer actuaba en los pequeños comercios de dicha localidad; los dueños se percataban de de que entraba en su establecimiento y robaba de una manera natural todo lo que tuviera más a mano y evitando las alarmas para comercios. Los comerciantes, cansados de los continuos robos, crearon un grupo de Whatsapp para avisar a otra tiendas de que Cindy estaba cerca.
La autoridad Judicial de Sanlúcar a mediados de junio decidió incuso negarle la entrada a la localidad por robar en comercios, una sentencia que está contemplada en el Código Penal. La autora de los robos no llegó a ingresar en prisión, ya que la cantidad de los objetos sustraídos no superaban los 400 euros.
Fue durante el verano cuando Cindy comenzó a actuar también en Chiclana, sembrando el pánico entre los comercios de la localidad. La ladrona, a pesar de las numerosas denuncias acumuladas, no cesó en su empeño, por lo que volvió a ser detenida y puesta a disposición judicial, obteniendo la libertad poco después y sin pasar por la cárcel. Ya en libertad, Cindy volvió a reincidir, esta vez en el supermercado más próximo al juzgado, donde la detuvieron por segunda vez en el mismo día. La autoridad judicial que había llevado su caso, finalmente decidió ingresarla en Puerto III.
Esta mujer tiene abiertas 133 diligencias, 51 delitos y se le imputan 11 casos que deben resolverse todavía, además de tres infracciones y 74 hechos donde está implicada de manera directa o indirecta. Según la Guardia Civil el expediente de esta persona es bastante largo. Pese a ser denunciada y detenida muchas veces, Cindy no paraba de actuar en comercios todo tipo de productos con la finalidad de obtener dinero para comprar droga, ya que tenía problemas de adicción.
Según las autoridades, los comerciantes del centro chiclanero también se avisaban entre ellos cuando interceptaban a la sospechosa. Para evitar convertirse en otra de sus víctimas, se apostaban en las puertas de sus locales, evitando la entrada a la mujer. DIARIO Bahía de Cádiz
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