Además de establecer un vínculo único entre madre e hijo, la lactancia materna proporciona buena salud para ambos, no solo al pequeño. También es un gran beneficio el ahorro económico que genera al núcleo familiar.
Lactancia materna es un par de palabras que encierra muchas cosas, pero sin duda, lo principal es que representa prácticamente el primer acto de amor de toda madre, de los muchos que va a tener con su hijo o hijos a lo largo de toda su vida.
Y es que aunque muchos puedan creerlo, el hecho de amamantar no es todo de color de rosa. En muchas mujeres, los primeros días puede ser muy doloroso, aparte de que hay bebés que comen con mucha frecuencia, y esto descontrola las horas de sueño y la rutina diaria de las madres.
Afortunadamente, todo esto se normaliza, más si se cuenta con una buena orientación para hacer más llevadero el proceso, como la que brinda la plataforma especializada LactanciadelBebe, un completo portal elaborado por una madre que vio la necesidad de que existan más fuentes de información, ya que consideraba tiempo atrás, que no había suficientes para ayudar, sobre todo a las madres primerizas. Esto la impulsó a contar sus experiencias.
El portal tiene una completa sección dedicada a la lactancia, pero además, sobre temas como embarazo, alimentación, paseos, atención en casa, cuidados de gemelos y mucho más.
Un acto de amor que cuida la salud
Más que ser un acto de amor por el lazo indisoluble y el contacto único que se genera entre la madre y el niño, la lactancia materna es el primer paso responsable que una madre lleva a cabo para cuidar la buena salud de su hijo.
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede proporcionar a su bebé en varias etapas del crecimiento. Este líquido contiene anticuerpos que protegen al lactante de muchas enfermedades y síntomas, tales como: infecciones estomacales o intestinales, enfermedades de la piel (eccemas, por ejemplo), alergias, infecciones del oído, enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis, gases, diarrea y estreñimiento.
Asimismo, la lactancia materna contribuye a que el bebé sea menos propenso a sufrir diabetes, muerte súbita, caries, obesidad o problemas de peso en general.
Además de anticuerpos, la leche materna contiene la cantidad exacta que el bebé necesita en cuanto a proteínas, carbohidratos, grasa, minerales, vitaminas y hormonas.
La lactancia beneficia de muchas formas, tanto al bebé como a la madre. Al hacerlo, ambos liberan la hormona oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que además de generar un buen estado de ánimo, afianza el vínculo entre la madre y el bebé.
Además, la madre se beneficia, ya que la lactancia contribuye a que baje de peso posteriormente al embarazo, hace que demore el inicio de los periodos menstruales y, algo muy importante, disminuye el riesgo de padecer la depresión postparto, anemia, hipertensión, ciertos tipos de cáncer de ovarios y de mama, enfermedades del corazón, osteoporosis, artritis reumatoidea, diabetes tipo 2 y obesidad.
Aparte de ser el alimento más nutritivo para el bebé, la leche materna tiene la ventaja de adaptarse perfectamente a los requerimientos del pequeño. Es de buena calidad, segura e higiénica, y siempre está a la temperatura justa para el bebé. Es muy fácil de digerir, ayuda a la maduración de los intestinos y al desarrollo del cerebro, y además, es gratis.
De igual manera, el bebé se beneficia, ya que fortalece los músculos de la lengua, al realizar movimientos peristálticos, lo cual no sucede con el uso del biberón; además de ser un excelente ejercicio para los ojos, ya que las diferentes posturas para amamantar, de un lado y otro, acostada y sentada, hacen que el bebé mueva los ojos en ángulos diferentes.
Recomendaciones para una óptima lactancia
Es normal que las madres sientan cierto temor antes de enfrentarse al hecho de traer un bebé al mundo, y uno de esos estados de incertidumbre es el que genera la lactancia materna ¿Dolerá? ¿Cada cuánto tiempo va a comer? ¿Podré dormir de noche? ¿Qué pasa si no me sale suficiente leche? ¿Qué hago si no le satisface mi leche? Son algunos de los interrogantes más habituales.
Pensar en todas estas preguntas y sentir todos estos temores, es lo que hace que muchas mujeres desistan de amamantar a sus pequeños, lo cual no es la mejor decisión.
Una de las principales recomendaciones es propiciar el inicio de la lactancia materna durante la primera hora de vida del bebé, si es posible, sin ruidos, poca luz y pocas personas alrededor (solo alguien que oriente, si es primeriza) para que se dé una mejor adaptación por parte del recién nacido.
Es importante permitir que el bebé busque y agarre por sí mismo el pezón de la madre. También es esencial que se dé la lactancia a libre demanda, es decir, amamantar al pequeño las veces que lo requiera y durante el tiempo que este quiera. Lo recomendable es que el bebé consuma leche durante ocho veces cada día.
Lo mejor es que en cada toma, los pechos se vacíen completamente, haciendo que el bebé quede satisfecho y los suelte de manera espontánea. En cada toma se deben alternar ambos pechos de una forma equilibrada.
No se recomienda introducir el chupete hasta que la lactancia esté completamente establecida y normalizada. Lo contrario, impedirá el óptimo aprendizaje de las técnicas de agarre y succión de los pezones. Tomar el chupete es un acto distinto, si se hace al mismo tiempo que el bebé aprende a mamar el pecho, que es distinto, se interfiere en el aprendizaje.
En lo que respecta a la higiene de los pechos, con la ducha diaria es más que suficiente, no se requieren lavados especiales, ni lociones, pomadas o cremas, a menos que haya grietas por el roce, que ocasionen dolor.
Se aconseja mantener la lactancia al menos los primeros seis meses de vida del bebé de forma exclusiva, y después de ese tiempo, de ser posible, combinarla con los demás alimentos, siempre que sea satisfactorio, tanto para el bebé, como para la madre.