Las piezas de Rolex cuentan con una labor de diseño tan espectacular, que son objeto de coleccionistas en todo el mundo. Además de esto, también los hay que prefieren cambiar de reloj cada cierto tiempo y comprar otro más acorde a la temporada, lo cual ha dado lugar a un mercado de Rolex de segunda mano con una oferta y una demanda muy interesantes no sólo a nivel mundial, sino también en España.
Hans Wilsdorf, el fundador de Rolex
La persona detrás de la famosa corona de cinco puntas, no es otra que Hans Wilsdorf. Nació en Baviera en 1881, en los últimos años de la Época Victoriana, unos años marcados por las modas y por una moral muy conservadora. Desde muy joven sintió fascinación por los relojes y su movimiento, lo que le llevó a querer especializarse en su fabricación y desarrollo.
En 1905 se marchó a Bienne, donde empezó a trabajar con un fabricante de relojes suizos. En este taller, este relojero investigaba cómo conseguir relojes con movimientos más compactos y precisos. Wilsdorf aprendió de él y se llevó consigo la técnica a Londres, donde fundó su primera compañía relojera.
Sin embargo, su nuevo negocio necesitaba un nombre que no conseguía encontrar. Buscaba algo sencillo, que sonase bien en cualquier idioma y fácil de recordar. Wilsdorf decía que el nombre perfecto le vino a sus oídos (sí, a sus oídos) durante un viaje en tranvía. Y así fue como esta empresa recibió el nombre de Rolex.
Los primeros relojes de pulsera eran cosa de mujeres
Durante el siglo XIX, los relojes utilizados eran los conocidos como relojes de pulsera. Estos artefactos, además de para que su propietario supiese la hora, eran accesorios muy utilizados entre la población masculina. De la misma forma que la ropa era indicativa de la posición, el reloj también daba pistas a los demás sobre el poder adquisitivo del que lo portaba.
Los relojes se llevaban en los bolsillos de abrigos y chaquetas, mostrándose sólo en momentos puntuales. Los relojes de pulsera que tanto se popularizaron en años posteriores, eran rarezas reservadas a las mujeres. Algunos relojeros habían comenzado a investigar con ellos, y encontraron en estos una estupenda oportunidad para convertirlos en piezas de joyería.
Esto hizo que la posibilidad de fabricar relojes de pulsera masculinos, fuese una opción muy poco considerada. No se pensaba que un reloj fuese a quedar elegante y varonil en la muñeca de un hombre, mucho más robusta que la de una mujer. Sin embargo, Wilsdorf empezó a ensamblar relojes dentro de cajas y a desarrollar sus propios relojes de pulsera. Buscaba encontrar el reloj perfecto, que sentase bien y que fuese preciso.
Los esfuerzos de Wilsdorf dieron sus frutos y en 1910, recibió de la Oficina de Control del Funcionamiento de Relojes de Bienne un certificado que garantizaba la precisión de sus relojes de pulsera. Este certificado pasó a la historia, convirtiéndose en el primero concedido a un reloj de pulsera. A la temprana edad de 29 años, Wilsdorf había hecho una contribución que sentó las bases de los relojes modernos.
La belleza del trabajo y los Testimoniales
Wilsdorf siempre fue un firme defensor de trabajo bien hecho, y por eso trabajaba codo con codo con los mejores artesanos e ingenieros de la relojería suiza. Su lema era: “Que el resultado de su trabajo sea bello” y cada día de su vida, se esforzó en ser distinto y destacar sobre sus competidores.
Una vez superado el reto de la precisión, Rolex se embarcó en un nuevo proyecto aún más ambicioso: la creación de un reloj resistente al agua. Y en esta nueva aventura, surgió el Oyster. Este nuevo reloj se alzó como el primer reloj hermético del mundo, que podía usarse debajo del agua y aún así, seguía funcionando perfectamente.
Un año después de su aparición, en 1926, la nadadora Mercedes Gleitze se convirtió en la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha a nado. Y cuando alcanzó esta proeza, llevaba puesto un Rolex Oyster que no había perdido ni un ápice de su precisión. De esta forma quedaba inaugurada una nueva etapa en Rolex, donde deportistas de diversos ámbitos alcanzaban logros llevando consigo un modelo de la marca. Así nació la figura de los Testimoniales.
Rolex cuenta con una historia donde el cariño hacia lo bien hecho y la perseverancia, son rasgos que predominan. Su fundador ya aseguró su futuro, pero aquellos que cogieron el testigo son los que actualmente hacen de esta empresa un clásico atemporal, en unos tiempos donde lo digital parece que va a relegar a la relojería tradicional. Sin embargo, Rolex es la prueba viviente de que esto no pasará. DIARIO Bahía de Cádiz