El portaviones Juan Carlos I de la Armada española, con base en Rota, atracado desde el jueves en el puerto de Cádiz, y que hasta este sábado celebra jornadas de puertas abiertas para quien quiera pisar un barco de guerra, ha sido escenario en la mañana de este viernes del acto de imposición de la corbata de la provincia de Cádiz a la bandera de la Flota, una ceremonia presidida por la presidenta de la Diputación, Irene García, y el Almirante de la Flota, Juan Rodríguez Garat.
Entre las razones expuestas para motivar este “reconocimiento” destaca la “estrecha vinculación” de la Armada con la provincia, “teniendo un papel importante en la revitalización de los astilleros gaditanos”, se afirma. La Diputación reconoce también “la labor de todas esas personas anónimas que forman parte de la Armada y que dedican su vida cada día en el cumplimiento de su deber”.
La socialista García ha contextualizado esta concesión en el marco de la conmemoración del Tricentenario del traslado de Sevilla a Cádiz de la Casa de Contratación de Indias, que se está recordando este 2017, y del que la Armada española forma parte de la comisión organizadora. Una efemérides, que sigue desarrollándose de forma bastante discreta, entendida como “ocasión de dirigir la mirada hacia el mar, como oportunidad de progreso pero también de dar valor y homenajear un pasado glorioso y a quienes llevan años señalándose por su servicio a la sociedad gaditana”.
Entre los valores que lleva aparejado el LHD Juan Carlos I, la presidenta ha citado su condición de “embajador de la provincia”, su imagen icónica de “la capacidad tecnológica del país”, su carácter de “oportunidad permanente de trabajo” en los astilleros y de “testimonio” de unas Fuerzas Armadas “al servicio de sus ciudadanos, especialmente por su labor social y humanitaria”.
La Diputación de Cádiz ha impuesto ya este honor a la bandera de la Brigada de Infantería de Marina del Tercio de Armada de San Fernando, a la de la Comandancia en Cádiz de la Guardia Civil y, la más reciente, en enero de 2015 –entonces lo hacía el anterior presidente, el popular José Loaiza- al buque escuela Juan Sebastián de Elcano.
A la ceremonia celebrada este viernes en la cubierta de este mastodonte para hacer la guerra han asistido autoridades civiles y militares de la zona; entre otros, la concejala de Presidencia del Ayuntamiento de la capital, Ana Fernández; el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Agustín Muñoz; o el delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón. Se ha querido realizar esta ceremonia a bordo del LHD Juan Carlos I debido a la “relevancia” de este buque en materia de defensa y de la Armada, “por su participación en cometidos solidarios”.
Diputación y Defensa interpretan en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que desde octubre de 2010, cuando este portaviones relevo del Príncipe Felipe –ahora camino de Turquía para ser desguazado y convertido en chatarra, faena que no se ha querido adjudicar a los astilleros públicos de la Bahía- arribó a la Base Naval de Rota, “se originó una estrecha vinculación entre el buque y las gentes de la provincia”, muchas de las cuales pertenecen y han pertenecido a la dotación de este buque.
El LHD Juan Carlos I es el mayor buque de guerra construido en el Estado español y toma su nombre del rey Borbón jubilado “en continuidad de la larga tradición de la Armada de asignar a uno de sus buques principales el nombre propio del monarca reinante en su botadura”. Esta nave funciona como buque anfibio, plataforma para la aviación embarcada, buque de proyección de fuerza y buque para operaciones no bélicas. Tiene 231 metros de eslora, 32 de manga máxima, una velocidad máxima de 21 nudos y una dotación de 294 personas.