El llamado programa de refuerzo estival que se inventaba hace tres años la consejería de Educación de la Junta de Andalucía, en manos de Ciudadanos, con el objetivo de que “el alumnado alcance el éxito educativo con una alternativa pública y gratuita, también de conciliación para las familias, vuelve a registrar una demanda ínfima.
En Cádiz, sus números este verano son de 1.204 alumnos de Primaria y de primero y segundo de ESO, “104 más” que hace un año –se resalta-, en 25 centros (en la provincia hay unos 590 colegios e institutos públicos) y con la implicación de 137 docentes. Contando esta y las dos ediciones anteriores, ha beneficiado a 3.525 estudiantes gaditanos. En toda Andalucía, en esta tercera edición apenas se alcanzan los 7.762 niños de Primaria y 1.150 del primer ciclo de Secundaria.
Diferentes sindicatos vienen cuestionando este plan desde el principio: “a pesar de presentarse, con el habitual tono triunfalista, apoyado en unos exiguos números de participantes tanto de docentes, como de alumnado y centros, no tiene repercusión real sobre aquello que pretende mejorar, el rendimiento escolar, pues no ataca el problema de fondo: ratios excesivas y escasos recursos ordinarios para la atención a la diversidad”, reiteraban semanas atrás desde Ustea.
Obviando cualquier crítica, el delegado territorial de Educación en Cádiz, Miguel Andréu, daba por inaugurada la iniciativa este verano en Sanlúcar, con una visita al CEIP Maestra Caridad Ruiz.
Según se resalta en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, la finalidad del programa (sin coste directo para las familias que lo solicitan). que “utiliza metodologías innovadoras”, es: la mejora de las habilidades y actitudes asociadas a la lectura, al razonamiento matemático y lógica matemática, a la adquisición de destrezas lingüística (comprensión y expresión oral) y a la lengua inglesa combinada con la práctica deportiva, los hábitos saludables y las actividades de ocio.
“Se trata además de que el alumnado adquiera hábitos de organización y trabajo así como técnicas de estudio, contribuyendo así al aumento de la tasa de promoción y titulación de los estudiantes andaluces”, se afirma. En definitiva, en la teoría, el programa del que tanto presume el consejero Javier Imbroda “se encuadra dentro de las medidas y programas que la Junta ofrece para contribuir al éxito educativo del alumnado andaluz, a la reducción del fracaso y el abandono escolar temprano”.
Se desarrolla durante el mes de julio en horario de mañana y está destinado al alumnado de Primaria y del primer ciclo de ESO escolarizado en centros sostenidos con fondos públicos “que presente dificultad para alcanzar las competencias o superar los objetivos del curso en el que se encuentre matriculado y, por tanto, necesiten refuerzo”, especialmente en Lengua Española, Matemáticas e Inglés. Estas clases estivales están impartida por docentes funcionarios de carrera, en prácticas o interinos, que lo hayan solicitado; reciben una “gratificación” de 30 euros por cada hora.
Los motivos por los que Ustea rechaza este programa de refuerzo estival son, entre otros, que: “tiene un escaso o nulo valor pedagógico”; “no atiende las necesidades de la población escolar, sino que está concebido como una extensión del periodo lectivo”; y además “es una inversión inadecuada, que repite fracasos pretéritos y supone un despilfarro de esfuerzo y de recursos que se podrían dedicar a las ingentes necesidades del próximo curso, desde el inicio, ampliando la plantilla estructural de los centros que facilitaría bajadas de ratio y atención continuada, aspectos que se han mostrado eficaces y, por tanto, necesarios para la mejora de la calidad educativa”.