El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8-M, ha sacado a las calles como en las últimas convocatorias a cientos de miles de personas (no sólo mujeres) a las calles de todo el país reclamando igualdad real.
Una convocatoria que en la provincia de Cádiz, en su acto principal celebrado en la capital a mediodía, y pese a coincidir en domingo, jornada primaveral y carnaval chiquito, ha sido exitosa, reuniendo a unas 8.000 personas: una marea morada que ha avanzado por la Avenida desde la plaza de Asdrúbal hasta desembocar, ya en el casco histórico, en la plaza de la Catedral.
La marcha, convocada por la coordinadora de Colectivos Feministas de la provincia de Cádiz bajo el lema ‘Andaluzas levantaos, la tierra y la libertad son nuestras’, ha tenido otras protestas similares en Jerez desde la plaza Arenal (por la tarde), y en Algeciras y La Línea. Del mismo modo, alrededor del 8-M, muchos ayuntamientos y colectivos ha ido celebrando estos días programaciones propias en cada localidad. Además, también
Por parte de CGT, SAT y Ustea se ha convocado además huelga general en Andalucía (para dar cobertura legal a quien quisiera y pudiera parar este domingo); una convocatoria que, según se trasladaba días atrás a DIARIO Bahía de Cádiz, a su vez ha exigido entre otros puntos: la adopción de medidas que acaben con la brecha salarial; el establecimiento de políticas laborales, sociales y económicas que hagan efectivas la conciliación real de la vida familiar laboral y personal, así como la corresponsabilidad en los cuidados; la retirada de las políticas, leyes “y actuaciones del capital” que conllevan la discriminación en el acceso al empleo de las mujeres; o la consideración de las tareas de cuidados como trabajo con derecho a remuneración así como el derecho a sus prestaciones contributivas independientes.
Volviendo a la manifestación central del 8-M en Cádiz, además de diferentes y variopintos colectivos, entidades y plataformas, y mucha juventud, ha estado arropada (en la cola) por partidos como PSOE, IU, Adelante Andalucía, Podemos, y sindicatos como CCOO, UGT y CGT. Y en general, ambiente festivo, y reivindicativo.
Entre los políticos, el mismo ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que vive en la ciudad y que ha recorrido la marcha junto a sus compañeros socialistas, incidiendo en que “la lucha feminista es de todos; es un día de esperanza en conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres, y eso solo se puede hacer construyendo feminismo”.
También ha comparecido ante los medios la todavía coordinadora de Podemos Andalucía y presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, que se ha integrado en la marcha con su carrito de bebé y su niña. “Un año más el movimiento feminista demuestra que está fuerte, es un movimiento social que actualmente crece más entre las nuevas generaciones, lo cual es realmente esperanzador”, ha recalcado, subrayando que “no se puede ser de derechas y plantear que uno está al mismo nivel que los demás en el movimiento feminista”. “Todos los recortes sociales afectan de manera especial a las mujeres”, ha apostillado.
“LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL ES LA MÁS IMPUNE DE TODAS”
Ya en la meta, en la plaza de la Catedral, se leyó el correspondiente manifiesto, en el que se ha puesto el acento en reivindicar “el derecho de todas las mujeres. Y sobre todo el derecho a ser libres; las calles, las fiestas y la noche también son nuestras”.
Además, se ha denunciado una llamada violencia institucional: “estamos sufriendo una violencia brutal contra la mujer, y no solo porque nos están violando, y nos están asesinando, en una violencia que viene ejercida desde arriba hacia abajo. La violencia institucional y no es un invento de las feministas: se caracteriza por el uso del poder del Estado para causar daño y reforzar los mecanismos de dominación”.
Y entre los argumentos dados: “recortes presupuestarios que afectan a las pensiones (las más bajas están feminizadas), a las ayudas sociales (las familias monoparentales están en riesgo de pobreza y exclusión), cuestionar el testimonio (dar más credibilidad a la victima que al agresor), ofrecer información inadecuada, falta de formación de género, presuponer que es una denuncia falsa, androcentrismo de la justicia, falta de voluntad política. Estas son las múltiples caras de una de las violencias más invisibles y dramáticas: cuando el Estado y sus agentes fallan en la atención y protección frente al maltrato machista”.
“Pero también –según este manifiesto- hay que extender esa violencia institucional a instituciones y situaciones sistemáticas no estatales, como la familia, la pobreza, el sexismo, el racismo, la LGTBIfobia, las relaciones laborales o los sistemas educativos y de salud”. Además, “cuando el poder ejerce su violencia sobre la inmigración, es la mujer migrante la que más lo sufre”.
“En estos últimos años, si algo ha expuesto el movimiento feminista en sus reivindicaciones, ha sido, la violencia institucional. Hablamos de los agresores, pero pocas veces se asocia que el propio Estado a través de sus agentes, pueden agredir de forma directa o indirecta. La violencia institucional ha sido siempre la menos visible, la que más se ha silenciado, la más impune de todas. Exigimos que haya sanción y control de los deberes por parte del Estado sobre la violencia ejercida sobre las mujeres, venga de donde venga”, se ha leído como culmen de la protesta.