Los gaditanos habitualmente se ven obligados a realizar multitud de trámites. Antaño más o menos podían ser realizados de manera rápida y efectiva, pero en los tiempos que corren la situación es muy distinta. Para comprobarlo basta con pedir cita previa en la seguridad social. Los plazos son considerables, mucho más dilatados en comparación con antaño.
Ello no es de extrañar teniendo en cuenta que las administraciones están del todo saturadas. Llevaban meses al borde del colapso y, con la situación más favorable de la estación veraniega, el escenario dejó de ser tan negativo. Sin embargo, el empeoramiento provocado por la segunda ola de otoño-invierno ha sido fatal.
Las consecuencias no han tardado en evidenciarse. Indistintamente del trámite que pretendas llevar a cabo, lo primero de lo que te darás cuenta se resume en unos tiempos de espera que, según algunos gaditanos, son del todo inadmisibles.
Otro claro ejemplo de ello queda patente al pedir cita en la ITV. Afortunadamente esta gestión ofrece una cierta versatilidad. Y es que los habitantes de Cádiz pueden elegir la estación de la Inspección Técnica de Vehículos que prefieran.
De esta manera se evitan desplazamientos de considerables kilómetros. A su vez, existe la posibilidad de cumplir con los confinamientos perimetrales, sin que ello exija ir atrasando un trámite que es esencial sobre todo para aquellos vehículos que ya tienen unos cuantos años a sus espaldas.
El colapso de esta administración repercute no solo en los dilatados tiempos a los que hay que hacer frente. Por si fuera poco, los usuarios ya no pueden escoger entre tantas horas distintas, lo cual sí se permitía en tiempos anteriores.
Las franjas horarias son escasas, aspecto que deriva en que sea difícil compaginar el hecho de acudir a la estación con las actividades laborales que el profesional desempeña en su día a día.
Algo muy similar sucede en caso de que tengas que pedir cita para la DGT. No solo las oficinas de Cádiz están saturadas, sino también las del resto del país. Hablamos de un total superior a trescientas. Ello da buena cuenta de lo mucho que ha llegado a afectar un virus que, por desgracia, no solo pasa factura en términos sanitarios.
Las administraciones llevaban tiempo avisando de la situación, aunque la falta de medidas ha llevado a todas ellas a empeorar más si cabe. Quienes más lo pagan no son solo los ciudadanos, sino también por supuesto los trabajadores.
Diariamente tienen la obligación de atender a quejas, así como realizar trámites a un ritmo elevadísimo con tal de poder satisfacer la demanda actual. En caso contrario las gestiones se acumularían en exceso y podría llegar a haber una fallida del sistema, obligando a la contratación de más personal de administración para sacar adelante toda la faena.
Ello ha venido dado en parte por haber dejado para más adelante ciertas gestiones. Por ejemplo, si existía la obligación de solicitar cita para renovar el DNI, algunos usuarios apuraron al máximo con tal de que el riesgo sanitario disminuyera. Así no tendrían tantos problemas a la hora de coincidir en un recinto cerrado con otros ciudadanos que pretendían llevar a cabo el mismo trámite.
¿Qué es lo que pasó? La situación, lejos de mejorar, fue a peor. Por ende, en las instalaciones oficiales se aglutinaron ingentes cantidades de individuos, saturando una administración que ya de por sí suele estar hasta arriba de trabajo día tras día.
Todo parece indicar que el escenario no se revertirá hasta mediados de 2021, cuando la vacuna ya esté en España. Tras la inmunización de los sanitarios y de la población de riesgo, previsiblemente se producirá la descongestión de las administraciones para dejar de estar tan colapsadas como ahora.