Nadie en su sano juicio va a pensar jamás que España es, ha sido, o será una potencia en el mundo del boxeo. Pero tampoco jamás nadie va a poder decir que no existe una historia pugilística en la península ibérica, especialmente en Cádiz. La ciudad andaluza no tiene un multicampeón mundial que presumir, pero nunca ha faltado corazón en el ring, eso no está a discusión.
El boxeo en Andalucía cobró fuerza luego de la culminación de la Guerra Civil, en los años cuarenta. Siguen siendo parte del verbo popular las veladas que se hicieron tan populares en Cádiz en aquellos complicados años. Hasta se puede decir que se entró a una edad de oro para el boxeo en Cádiz, que si bien nunca tuvo eventos que enloquecieran a las apuestas al boxeo en los casinos como hoy en día generan los combates de estrellas internacionales como Saúl Canelo Álvarez o Anthony Joshua, si mantuvieron al filo de la butaca a los asistentes a las peleas.
Entre los años cincuenta y ochenta fueron cientos de jóvenes andaluces los que buscaron imitar las hazañas de los héroes locales; a quienes primero seguían en la radio y años después en televisores. Los triunfos eran a nivel amateur, pero esos saben todavía más porque se golpea por amor propio y por dignificar el sitio al que representa uno, al de la familia y amigos. Luego del éxito a este primer nivel, se aspiraba ahora sí a los campeonatos nacionales.
Los nombres de los héroes locales eran Juan Saucedo, Francisco Muñoz, Manolo Gómez, y Rafael Espinosa. Uno de los forjadores de tanto talento local fue Juan Soriano Muñoz, quien fue el seleccionador del equipo de Cádiz durante muchos años, a él se le debe gran parte de la historia y tradición del boxeo del puerto andaluz. El gimnasio de Juan Soriano fue parte de la identidad de la ciudad durante décadas, símbolo del boxeo español, y por supuesto parte clave de este relato.
‘Kid Betún’, entre los ídolos locales del siglo pasado
Uno de los pupilos más notables de Soriano fue José Luis Ramos Chavés, también conocido como ‘Kid Betún’. A los 14 años de edad ya era parte del séquito de boxeadores de Soriano pero lo que llamaba la atención es que era limpiabotas, lo cual le dio un aire de favorito ante la gente que simpatizó con su origen humilde y de clase baja. Ramos hizo su debut el 19 de marzo de 1966 y su carrera fue relativamente exitosa: compitió dignamente durante los años sesenta y setenta y se ganó los corazones del público.
En 1999 se le rindió un homenaje a su héroe, al muchacho de la película. ‘Kid Betún’ tenía 53 años entonces y cuando terminó su carrera pudo presumir que fue campeón de los pesos Gallo de Andalucía en 1971. En el contexto de su homenaje, Ramos comentó que la vida había sido la que más lo había golpeado, y no sus contrincantes. El ex pugilista recordó que aprendió a pelear para defenderse de su padre, así como muchos otros boxeadores que por necesidad entraron al mundo de los goles, y por capricho del destino se quedaron en él.
No se sabe si habrá alguna generación que intente imitar siquiera los logros de esos pugilistas, quienes son recordados por dejar el alma en el ring y hacen pensar que ese es uno de los pocos caminos hacia la trascendencia. DIARIO Bahía de Cádiz