Toda la gente comete los mismos errores, trabajando más perdiendo horas de sueño. Así, desde empresarios hasta amas de cas y desde estudiantes a desempleados sacrifican la calidad del sueño bajo la falsa creencia de que así rendirán más.
No obstante, la ciencia ha demostrado que no dormir suficiente, conduce a la improductividad laboral. Así, es menester de quienes desean rendir más en el trabajo, deben descansar durante un plazo de tiempo apropiado.
Los adultos de 20 a 60 años de edad, requieren de seis a ocho horas de sueño consecutivo cada día. Bien sea en camas abatibles o cualquier otro mueble de esta naturaleza. Esto puede parecer mucho tiempo, de hecho para cuando una persona llega a los 60 años de edad, habrá dormido un tercio de su vida.
Sin embargo, se trata de tiempo sabiamente invertido. Pues, con ello se garantiza una buena salud física y mental. Mientras se duerme el cuerpo lleva a cabo procesos vitales para el cerebro y el resto del organismo.
Así, cuando se duerme el cerebro organiza y guarda la información recibida durante el día, impactando la capacidad para aprender y la memoria. Además, todo lo generado a lo largo de la jornada como residuo tóxico es desechado.
Dormir también da paso a la regeneración de las neuronas. Y por supuesto, se logra el descanso y se recupera la energía. Todo lo anterior permite que la jornada siguiente sea productiva, puesto que el cerebro estará al 100%.
A nivel físico, también se obtienen resultados favorables. Si no se duerme lo suficiente, los neurotransmisores relacionados con el estrés son segregados. Por tanto, dormir puede prevenir la ansiedad, dolores de cabeza y demás dolencias relacionadas.
En este sentido, si se desea evitar estos problemas, y la consecuente disminución en el rendimiento laboral, es preciso crear hábitos de sueño saludables. Para ello, basta con realizar algunos cambios básicos en la rutina diaria, por ejemplo, el uso de sillones relax.
Dormir ocho horas sin interrupciones
Este es un consejo habitual, pero frecuentemente ignorado en el mundo moderno. Pues, los dispositivos móviles, el ritmo de vida y las exigencias del trabajo, hacen que se recorte cada vez más tiempo de sueño.
En este sentido, se recomienda dormir sin interrupciones. Es mejor dormir unas pocas horas consecutivas que dormir de a ratos. Esto se debe a que mientras se duerme, el organismo atraviesa distintas fases de sueño. Sin embargo, al interrumpir el sueño no es posible pasar por cada una de estas etapas. En consecuencia, no se alcanza un descanso profundo.
Crear un ritual para dormir
Crear una rutina previo a ir a la cama, ayuda a indicarle al cerebro que ha llegado la hora de descansar. Basta con desarrollar hábitos simples como tomar una ducha, meditar, leer un libro o ver un programa de televisión.
El objetivo de estas actividades es la relajación de la mente y el cuerpo. SIn embargo, lo que funciona con una persona, puede no funcionar con otra. Por ello, se aconseja probar con distintas estrategias hasta encontrar una que resulte.
Una vez se ha establecido la rutina, será muy fácil conciliar el sueño. Además, el cuerpo estará preparado para dormir, por lo cual se alcanzará un nivel de sueño más profundo.
Usar la cama sólo para dormir
De acuerdo con los expertos, lo mejor es usar la cama para dormir. Psicológicamente emplear este espacio para otras actividades puede ser contraproducente. Por ello, se debe asociar la cama únicamente con dormir. Esto no sucede si se acostumbra a trabajar o ver televisión frecuentemente en la cama.
Otro aspecto importante para lograr un descanso óptimo y un mayor rendimiento en el trabajo, es la cama. En este sentido, se debe tener una cama cómoda, confortable, que permita una buena postura y se adapte a las necesidades específicas del usuario.
Si la cama de la que se dispone actualmente, no cumple con estas características, será mejor acudir a espacios como el rey de las camas, en busca de una solución más efectiva.
Regular las luces nocturnas
El cuerpo humano interpreta la exposición a la luz artificial como una señal de que debe permanecer despierto. Por ello, mientras más luces permanecen encendidas, más difícil resulta conciliar el sueño. E incluso si se concilia este no será tan profundo ni reparador.
Siendo así, conviene reducir al mínimo posible el uso de las luces nocturnas. Evitando, además, la exposición a las pantallas de dispositivos móviles por lo menos durante la hora previa a ir a la cama.
Por otra parte, la exposición a la natural a lo largo del día, permite al cuerpo regular el horario de sueño de forma orgánica. Esto se logra gracias a la producción de melatonina, conocida también como la hormona del sueño. La segregación de esta sustancia, se activa con la exposición a la luz del sol. DIARIO Bahía de Cádiz