La Estrategia y el Plan Provincial de Adaptación al Cambio Climático, desarrollada por la Diputación, ya está en manos de los ayuntamientos. Alerta del aumento de temperaturas (junto a olas de calor frecuentes y duraderas), de veranos más largos e inviernos más extremos, de menos lluvias y concentradas, y de sequias e incendios forestales “catastróficos”.
La Diputación de Cádiz acaba de presentar su Estrategia y el Plan Provincial de Adaptación al Cambio Climático (PACCA). Estos documentos recogen un análisis pormenorizado de los datos climáticos de la provincia, con el objetivo de identificar las principales necesidades de adaptación y proponer a los ayuntamientos medidas de actuación resilientes.
Como datos ciertamente alarmantes que evidencian la crisis climática, se ha expuesto que en el periodo comprendido entre 1975 y 2014 (40 años) hubo en la provincia gaditana 14 olas de calor. Sin embargo, la misma cifra se registró entre 2015 y 2021, en seis años. Para 2040, durarán casi un mes y se registrarán 29 noches tropicales (por encima de los 22 grados) al año. En el año 2100 serán 66 estas olas de calor, mientras los días de lluvia en Cádiz habrán bajado hasta los 53.
“El cambio climático es una realidad ya, lo estamos sufriendo a diario y nos afectará cada vez más en nuestras vidas; pero también tiene que ser una oportunidad para buscar nuevas posibilidades que hagan que nuestra provincia se adapte a esta nueva circunstancia y seamos capaces de encontrar lo poco bueno que pueda tener”, apuntaba en esta presentación el diputado provincial responsable del Área de Transición Ecológica y Desarrollo Urbano Sostenible, Javier Vidal. “Nosotros, la Diputación y los municipios, somos los últimos eslabones y poco podemos hacer para resolver un problema que es global, pero también somos la primera referencia para la concienciación y educación ambiental de la ciudadanía”, ha reflexionado este político de La Línea 100×100.
Representantes municipales se daban cita en el Palacio Provincial para recibir información sobre las conclusiones de estos informes, así como las propuestas planteadas para cada localidad, que podrán serles de utilidad a la hora de elaborar sus respectivos Planes de Acción para el Clima y la Energía Sostenibles (PACES) y cumplir los requerimientos del Plan Andaluz de Acción por el Clima.
NUEVE UNIDADES TERRITORIALES DE CAMBIO CLIMÁTICO
La Estrategia y el Plan Provincial de Adaptación al Cambio Climático (AQUÍ, completo) es el resultado combinado del análisis científico de los datos climáticos y del proceso de valoración y reflexión en el que han participado tanto las entidades locales como otras administraciones, instituciones, organizaciones y colectivos diversos de la provincia. Ha sido un trabajo participativo, liderado desde la Diputación de Cádiz a través de la Agencia Provincial de la Energía.
Para la elaboración de estos estudios se ha dividido la provincia de forma estratégica en nueve unidades territoriales de cambio climático, conformadas sobre la base de sus circunstancias climáticas y los distintos impactos: Costa Noroeste (Trebujena, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Rota); Bahía de Cádiz: El Puerto de Santa María, Puerto Real, Cádiz, San Fernando, Chiclana de la Frontera); Janda Litoral (Conil de la Frontera, Vejer de la Frontera, Barbate; Janda Interior: Paterna de Rivera, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules, Benalup-Casas Viejas); Estrecho de Gibraltar (Tarifa, Los Barrios, Algeciras, San Roque, La Línea de la Concepción, Jimena de la Frontera, Castellar de la Frontera, San Martín del Tesorillo); Campiña de Jerez (Jerez de la Frontera, San José del Valle); Sierra de Grazalema (El Bosque, Ubrique, Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Grazalema, Zahara de la Sierra; Sierra Norte. Algodonales, Olvera, Torre Alháquime, Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas, El Gastor); y Sierra Sur (Arcos de la Frontera, Algar, Bornos, Espera, Villamartín, Prado del Rey, Puerto Serrano).
ESCENARIOS CLIMÁTICOS PREOCUPANTES
A partir del análisis de los registros de datos, el estudio de eventos climáticos extremos y proyecciones, se han identificado una serie de escenarios climáticos; a partir de la relación observada entre el aumento de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera y la evolución de diferentes variables climáticas. En estos escenarios, según se recoge en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, las principales amenazas climáticas de la provincia son:
Temperatura: aumento de las temperaturas (medias, mínimas y máximas) de forma generalizada, mucho más acusado en el escenario extremo y en los periodos estivales, acompañado de olas de calor más frecuentes y duraderas. Será más evidente en las unidades bioclimáticas más frías, donde las mínimas alcanzarán récords históricos.
Precipitaciones: precipitaciones anuales con una ligera tendencia a la disminución y un incremento de los periodos con ausencia de precipitaciones, lo que provocará una concentración de las lluvias en periodos más cortos de tiempo que, además, pueden verse agravados por eventos torrenciales puntuales.
Sequía: incremento de la evapotranspiración, evaporación, déficit hídrico y sequías. Proyecciones del aumento del riesgo de desertización agravada por la existencia de pendientes muy pronunciadas y fenómenos erosivos, por lo general, asociados a espacios de mayor valor ambiental. Incendios forestales, que se prevén más intensos, frecuentes y catastróficos.
Estacionalidad climática: menos marcada, con otoños y primaveras más cortos y veranos algo más largos, así como inviernos más extremos; más cálidos en las temperaturas máximas y mínimas y con presencia de olas de frío intensas.
EL LITORAL Y EL TURISMO, LOS MÁS VULNERABLES
Como consecuencia, la provincia gaditana se enfrenta al calor extremo, incendios forestales, sequía, inundaciones y la subida del nivel del mar como riesgos principales.
Los sectores y sistemas más vulnerables ante estos efectos adversos son los recursos hídricos, la biodiversidad, el litoral y el turismo. El sector primario y el comercio presentan un grado de vulnerabilidad medio-alto, mientras que los de urbanismo, energía, movilidad, edificación, vivienda y capital social tienen un grado de vulnerabilidad medio. Los ámbitos relacionados con las migraciones, la salud, la educación y las nuevas tecnologías presentan un grado bajo de vulnerabilidad.
TOCA “ADAPTARSE”
Con todo, esta Estrategia de Adaptación al Cambio Climático aspira a crear municipios “más amables, preparados y sostenibles, que permitan a las poblaciones vivir de manera cómoda y garantizando su bienestar”.
Para conseguir ese objetivo se plantean un total de cinco metas específicas identificadas durante el proceso de análisis climático y participación pública: mejorar la gobernanza y la coordinación interadministrativa en torno a la acción de adaptación al cambio climático; aumentar la resiliencia del medio urbano; aumentar la resiliencia de los sistemas naturales; aumentar la resiliencia de los sectores productivos; involucrar a la ciudadanía en la adaptación al cambio climático.
En torno a estos cinco retos, se plantea el Plan de Adaptación al Cambio Climático, constituido por un catálogo de 60 propuestas de actuación ordenadas en cinco áreas de gestión y 14 líneas estratégicas.
En este sentido, se propone reforzar las medidas de prevención de incendios forestales, fomentar la respuesta al cambio climático a través de la digitalización de las administraciones locales y crear planes municipales de protección de la población vulnerable ante los riesgos del calentamiento global, entre otras.
En relación a la gestión del medio urbano, las líneas estratégicas pasan por gestionar de forma resiliente los recursos hídricos urbanos, renaturalizar los entornos urbanos, prevenir las inundaciones, incrementar la eficiencia energética e impulsar la movilidad local sostenible. Controlar los suministros de agua con sistemas inteligentes, reutilizar el agua residual depurada, renaturalizar los cauces fluviales urbanos, establecer planes de sombras y crear refugios urbanos son algunas de las medidas propuestas.
En cuanto a la gestión del medio natural, la idea es desarrollar un sistema de regeneración sostenible del borde litoral y fomentar la adaptación de hábitats y especies naturales. Regenerar las playas con criterios de sostenibilidad y crear programas de repoblación de especies de flora vulnerable aparecen como propuestas en esta área de gestión.
Respecto a las áreas económicas, los objetivos son fomentar el turismo sostenible e inteligente, promocionar modelos de agricultura y pesca adaptados al cambio climático e impulsar un modelo de comercio sostenible. Para ello, hay propuestas relativas a la reducción de la huella ecológica del turismo, establecer modelos de agricultura y pesca sostenibles y eficientes y promover la incorporación de la compra y venta de productos ecológicos a nivel local.
Por último, se apuesta por la participación, sensibilización y formación ciudadana mediante, por ejemplo, campañas de sensibilización, crear grupos de participación y programas de formación en adaptación al cambio climático.
La Diputación gaditana aprobó en el pleno de octubre de 2019 la adhesión a la Declaración de Emergencia Climática, así como impulsar y coordinar, en colaboración con los ayuntamientos, iniciativas encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.