En el marco de la operación Currusco desarrollada en la provincia gaditana, la Guardia Civil ha detenido a 40 personas en distintos puntos del país pertenecientes a una trama internacional dedicada a la clonación de tarjetas para realizar cargos en ellas y posteriormente adquirir bienes de alto valor y propiedades inmobiliarias en Nigeria. El dinero estafado asciende a más de 1,8 millones. Han sido necesarios hasta siete traductores de distintos dialectos africanos para avanzar en la investigación.
La Guardia Civil, en el marco de la operación Currusco desarrollada en la provincia de Cádiz, ha procedido a la detención de 40 personas pertenecientes a una organización criminal internacional dedicada a la clonación de tarjetas bancarias para realizar cargos en ellas y posteriormente adquirir bienes de alto valor y propiedades inmobiliarias en Nigeria. El dinero estafado asciende a más de 1,8 millones de euros.
Las detenciones se han realizado además de en la provincia gaditana (con 8 detenidos), en Sevilla (22), Málaga (5), Madrid (2), Alicante (2) y Valencia (1 detenido); y se han practicado 15 registros domiciliarios interviniéndose numerosos elementos para la falsificación de tarjetas y de documentos públicos, tarjetas bancarias clonadas y en blanco, clonadoras, abundante documentación, más de 45.000 euros en efectivo y se han inmovilizado numerosas cuentas bancarias y productos financieros.
La operación se inició cuando la Benemérita detectó una serie de pagos fraudulentos realizados con tarjetas bancarias clonadas, que se habían realizado desde unas empresas ubicadas en la Sierra de Cádiz.
Posteriormente, se relata en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, se localizó en la vecina provincia de Sevilla a un grupo de personas que se desplazaban por toda la geografía que podrían estar creando empresas ficticias utilizando para ello identidades falsas para poder obtener los terminales de pago y realizar las estafas con las tarjeta de crédito clonadas.
De manera paralela, los agentes constataron que la red estaba cometiendo estafas bancarias de grandes cantidades de dinero a empresas internacionales, utilizando para ello el denominado método de ‘phishing’, que se basa en el envío de mensajes masivos, en los que se copia normalmente la interfaz de una entidad bancaria para solicitar las claves de acceso a las cuentas bancarias, por lo que se procedió a la detención de los integrantes.
EL CABECILLA, AFINCADO EN LA ZONA DEL LEVANTE
El cabecilla de la trama, localizado en la zona del levante español, contactaba con otros miembros en el extranjero y aportaba los medios necesarios para la comisión de los fraudes. Por debajo se encontraba un subjefe afincado en la zona de Sevilla, responsable de dirigir y contactar con otros miembros de la red tanto en territorio español como en el extranjero responsable de proporcionar las tarjetas, cuentas etc.
La red utilizaba como ‘mulas’ a personas que facilitaban sus cuentas bancarias y de correo electrónico, para mover el dinero estafado, llegando a crear empresas ficticias y sin actividad comercial alguna, para obtener de las entidades financieras los terminales TPV, con los que luego se realizarían los cargos a las tarjetas clonadas.
Los integrantes de la organización se hacían con la información de las tarjetas que iban a clonar y las volcaban en soportes de cualquier tipo, entre las que se incluían hasta las de fidelización de establecimientos comerciales, como gasolineras y supermercados. Posteriormente, pasaban directamente la tarjeta clonada en el datafono, conocido en el argot policial como ‘Open Belle’. También utilizaban el método conocido como ‘punching’, consistente en introducir manualmente la numeración de la tarjeta en el datafono.
Asimismo, se ha podido constatar que la red habría creado de manera ficticia hasta una fundación de ayuda humanitaria para la República Dominicana, que vendía unos supuestos bonos humanitarios. También estaba preparando una compra de material para realizar el denominado timo de los billetes tintados.
Han sido necesarios hasta siete traductores de distintos dialectos africanos, entre ellos, broken english, yoruba, edo, hausa y ghana para desentrañar las conversaciones de la organización, se resalta.
La operación ha sido llevada a cabo por el Equipo de Delitos Contra el Patrimonio de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, con el apoyo del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS-2) de Sevilla, siendo tutelada por la titular del Juzgado Mixto número 1 de los de San Fernando, en colaboración con la Fiscalía.
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