Uno de los sectores más castigados por la crisis económica ha sido el de la construcción que sufrió las consecuencias de la burbuja inmobiliaria. La oferta de viviendas crecía como consecuencia de la especulación y comprar un piso, aunque costoso, podía ser una excelente inversión para quienes se lo pudieran permitir.
Con el comienzo de la crisis, en el año 2007, el boom del ladrillo se detuvo de forma brusca, el país quedó plagado de viviendas sin dueños ni potenciales compradores y con un precio inflado por lo que, al no recuperar la inversión de los proyectos, no pocas empresas constructoras terminaron cerrando con pérdidas.
Pero desde hace dos años se observa un repunte en la construcción y el usuario vuelve a plantearse la posibilidad de adquirir una vivienda, bien para habitar en ella, bien para alquilarla. La reventa de inmuebles con fines especulativos sigue siendo a día de hoy una apuesta demasiado arriesgada para el comprador particular no inversor.
En el caso de la provincia de Cádiz, el precio medio de una vivienda de segunda mano es de 2.286 euros por metro cuadrado según medios como Europapress. Este precio no es de los más altos del país pero sí que puede ser inaccesible para muchas familias gaditanas; a pesar de ello, el mercado de la compraventa de viviendas de segunda mano ha crecido un 2,6% en lo que llevamos de año.
El incremento del número de viviendas construidas en el territorio nacional no es uniforme y se concentra en regiones estratégicas como Madrid, Cádiz, Tarragona y A Coruña en sus zonas de costa, donde siguen abundando los pisos y apartamentos de vacaciones sin vender.
Esta tendencia geolocalizada de la construcción de pisos y apartamentos es acorde a la información que nos llega desde Trovimap.com, un comparador de precios de viviendas adaptado tanto para la compra nueva, la de segunda mano o para alquiler de inmuebles.
Se sigue construyendo un mayor número de viviendas que las que se demandan
El mercado de la vivienda en España ha vuelto a crecer de manera significativa en el 2016. Esta realidad ha hecho saltar las alarmas sobre la posibilidad de que se produzca una segunda burbuja inmobiliaria, de menor magnitud que la primera.
Pese a estos datos, las compras no se disparan ni se espera que lo hagan a corto o medio plazo debido a la precariedad laboral de la población y a que aún no se ha recuperado el poder adquisitivo de la clase media; además, los créditos siguen sin concederse con la misma facilidad que antes de la entrada en la crisis económica. Estas circunstancias hacen de muro de contención ante una posible compra masiva especulativa entre el grueso de los potenciales compradores de pisos de vacaciones o de segundas residencias.
Un caso diferente es el de los inversores que comienzan a interesarse en los repuntes del precio del suelo en ciudades como Madrid (2200€/m²) y Barcelona (2725€/m²), donde se estima que aún existe un precio por metro cuadrado superior al que se correspondería con el salario neto medio de los habitantes de estas ciudades, según ha advertido el semanario británico The Economist. Pero el posible interés en la compra de viviendas de algunos inversores no es suficiente como para traer consigo un aumento notable de la demanda que pudiera reflejarse en un retroceso del proceso de pérdida del sobrevalor del suelo que ocasionó el ladrillazo de principios del 2000.
Si se atiende a la evolución del precio de los alquileres, se observa un incremento más pronunciado que en el caso de la compra de viviendas siendo más acusado de nuevo en Madrid y Barcelona. Según el Índice de Precios de Vivienda del INE, tanto los alquileres de vivienda nueva como los de segunda mano se han incrementado de media más de un 4% durante el año 2016. Se prevé que esta subida de los alquileres tendrá un efecto contagio con las ventas de inmuebles en las zonas donde se ha producido un mayor incremento.
Los expertos aseguran que no hay peligro
Los expertos creen que el mercado ya ha tocado fondo y que, a partir de ahora, los precios se irán recuperando lentamente. Se estima que la sobreoferta de viviendas en zonas costeras como Cádiz no supone una amenaza de un nuevo ladrillazo, siempre que se planeen los proyectos con vistas a ser amortizados a largo plazo; es decir, el excedente de viviendas sin comprador que se disparó al comienzo de la crisis en el 2007 aún no se ha superado en su totalidad en algunas zonas del territorio español en las que la especulación se dejó sentir más. No obstante, los signos de recuperación económica general, aun cuando sea lenta en estas mismas zonas, sugieren que la solución se resolverá por sí sola en unos pocos años.
En el caso del alquiler de viviendas en zonas de vacaciones sí podrían generarse pequeñas burbujas promovidas por propietarios que buscan conseguir en pocos meses las mismas ganancias que lograría en otras ubicaciones en un año, y con un menor coste de mantenimiento. Pero, al tratarse casi exclusivamente de particulares con una segunda residencia, no se teme por un efecto apreciable a nivel macroeconómico ni por un impacto relevante en el precio del metro cuadrado en estas poblaciones turísticas.
A pesar de que el precio del metro cuadrado ha aumentado hasta un 12% en algunas localidades de la provincia Cádiz como Tarifa y San Fernando, esto no se traduce en una bajada de las ventas ya que sigue habiendo una alta demanda pues se trata de una zona con unas espectaculares condiciones vacacionales y muy valorada como lugar de segunda residencia.
A día de hoy, en el verano del 2017, existe consenso entre los expertos: no hay motivo de alarma en las zonas turísticas analizadas siempre que exista una planificación. DIARIO Bahía de Cádiz