A raíz de la manifestación del pasado 20 de julio en El Puerto de Santa María contra “el turismo de borrachera y los pisos turísticos”, el modelo que, según los convocantes, promueve “el equipo de Gobierno local de Germán Beardo, que convierte la ciudad en un parque temático donde los portuenses no pueden vivir”, días atrás se reunían numerosos vecinos afectados, principalmente del centro histórico, para compartir su situación y dar comienzo a una lucha en común; es el primer paso de la plataforma El Puerto Resiste: por una ciudad habitable, secundando el movimiento ya iniciado por similares motivos en la capital semanas atrás con la plataforma Cádiz Resiste.
Diferentes organizaciones sociales y vecinos a título personal insisten en que la situación en El Puerto, pese a lo que ‘vende’ el Gobierno municipal de derechas, “es absolutamente inaguantable para muchas familias que tienen que sobrevivir a diario con pisos turísticos que proliferan sin control y que provocan altercados insoportables, imposibilidad de conciliar el sueño, conflictos en la convivencia vecinal y vandalismo”.
Familias que viven en calles como Jesús de Los Milagros, Misericordia, Larga, Luna, Santa Lucía, o Luja dicen estar bajo tratamiento de ansiolíticos y tranquilizantes “para intentar soportar lo que le provoca este turismo de borrachera y las discotecas de alrededor que es incompatible con el descanso y el derecho a vivir en su casa con tranquilidad”.
En este sentido, el aumento de discotecas nocturnas con terrazas cercanas a las viviendas “es un claro ejemplo de apropiación del espacio público sin control, de ruidos insoportables hasta altas horas de la madrugada y de suciedad por todas las calles que amenacen con restos de cristales, vómitos, meadas, etc.”, se subraya en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
“NOS ESTÁN EXPULSANDO DE NUESTRAS CASAS EN EL CENTRO”
De la misma manera, las personas afectadas reunidas días atrás compartieron con preocupación la situación que, en paralelo, se sufre en el centro de cierre de comercios locales (fruterías, pescaderías, etc.) y aumento “desacerbado” de los precios del alquiler derivado del aumento del alquiler turístico y vacacional.
Por todo ello, se ha decidido “dejar de callar, organizarnos y crear una plataforma para denunciar este modelo de turismo de borrachera y de habitar la ciudad que se nos está imponiendo”. Y se ha dado por constituida la plataforma bajo el nombre de El Puerto Resiste: por una ciudad habitable.
“Tenemos que hacer ver a la gente en general que este es un problema grave que está destrozando nuestra ciudad y que afecta al bienestar de todos los vecinos. Están cerrando nuestros comercios locales, nos están subiendo los precios en los bares de cara a los turistas, suben los precios de alquiler. Es imposible encontrar una vivienda para vivir en El Puerto todo el año. Y mientras el Gobierno municipal no hace más que aumentar el problema y dar la espalda a los vecinos que no aguantamos más”, se denuncia.
La flamante plataforma ciudadana anima a todas las personas que puedan verse afectadas por esta situación en la localidad a que “dejen de sufrir en silencio y a contar lo que están pasando”. Y avanza que “pronto” empezará a desarrollar acciones “para buscar soluciones y exigir a las administraciones lo que deben de hacer”.
PROPUESTAS DE CAMBIO “REALES Y FACTIBLES” PARA EL PUERTO
Tras la protesta del 20-J, las entidades convocantes (Ecologistas en Acción, Apdha, la Red de Acogida, ARBA, Amal Esperanza, Los Invisibles, la Marea Blanca, Las Tres Rosas y la Flave) registraron en el Ayuntamiento una serie de medidas que entienden “son necesarias para darle la vuelta a la situación»; hasta el momento, el Ejecutivo de Beardo no se ha pronunciado.
Entre esas iniciativas está el “control exhaustivo” de las viviendas de alquileres turísticos y su regulación con una ordenanza propia y en el PGOM.
Por otro lado, estos colectivos también recogen entre sus exigencias: la atención directa a las personas afectadas por pisos turísticos en sus viviendas y búsqueda de posibles soluciones; una política municipal de vivienda pública; la revisión a fondo de la ordenanza de ocupación de la vía pública y terrazas; un plan de inspección del cumplimiento de la normativa acústica por parte de la “hostelería nocturna”; un modelo de programación de cultura, fiestas y conciertos; retomar los consejos sectoriales de participación y fomentar otros modelos de participación “que realmente hagan partícipes a la ciudadanía”; y “un plan de inspección y revisión ciudadana con total transparencia para el cumplimiento de lo acordado en todos estos temas”.