La “alta masificación” que padece el centro penitenciario Puerto III en El Puerto de Santa María y la “nefasta gestión” de personal son los detonantes de la “tensión” que se vive entre la plantilla y la directora de la prisión, según denuncian en un comunicado conjunto CSIF y ACAIP-UGT.
Hace ya más de dos meses que los representantes de los trabajadores solicitaron reunión con la directora Esther Serrano para tratar de “atajar” el problema de la masificación de esta cárcel que lleva sufriendo la plantilla desde hace casi dos años, “los que lleva en el cargo”. “Se le ha reiterado en numerosas ocasiones que se está convirtiendo en un polvorín y con ello la sobrecarga de trabajo y lo más importante, la seguridad de todos los empleados”, se subraya en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
Sin embargo, según los sindicatos denunciantes, la respuesta ha sido “prácticamente nula” alegando por escrito su falta de competencia para el traslado de internos: “muchos de ellos no tienen ningún tipo de arraigo social en el entorno de la provincia de Cádiz, y a los que se les solicita cambio de centro vienen denegados”. Ello hace que los funcionarios de Puerto III “tengan que soportar un aumento tanto de agresiones como de carga de trabajo”.
Para UGT y CSIF, la tensión ha ido creciendo en el seno de la plantilla con otras “decisiones inapropiadas” para el funcionamiento de la prisión como la mala clasificación interior de los internos, con módulos sobrecargados de presos reincidentes “que originan de manera continua altercados y agresiones entre internos y también sobre funcionarios”.
Además, con la apertura de un módulo mixto, donde conviven hombres y mujeres indistintamente, hace ya más de dos años, se cerró unos de los dos módulos de mujeres que había, “de forma que la clasificación interior de estas es nula al haber sólo un módulo para mujeres”. Primero, están en el mismo módulo internas preventivas, reincidentes y aquellas que tienen buena conducta, y segundo, en caso de haber cualquier incidente entre ellas, “cosa que ocurre casi a diario”, las presas implicadas vuelven al mismo módulo de donde salieron, “con lo cual es habitual que se reproduzcan los incidentes”.
También se abrió hace unos dos años la Unidad Didáctica Educativa (o módulo de estudios) donde fueron albergados internos que cursan estudios universitarios, mientras quienes ocupaban anteriormente ese módulo, de un perfil conflictivo, fueron distribuidos por el resto de los módulos con internos de este mismo perfil, “saturando dichos módulos ya de por si masificados: estamos hablando que en módulos de internos reincidentes, trabajan en el mejor de los casos dos funcionarios para una media de 110/120 presos”.
“LA CRISPACIÓN ES COMPLETA LLEGA POR LA APERTURA DE POSIBLES EXPEDIENTES DISCIPLINARIOS CONTRA ALGUNOS TRABAJADORES”
A todo ello, se añade, se une la “falta total de diálogo” con los sindicatos, que “le reclamamos mayor cooperación sobre las disfunciones de aquellos puestos de trabajo que por la merma de personal en algunas áreas se ven sometidos a mayor trabajo y sobre todo diálogo para las deficiencias que se ve sometida el centro por su gestión y el trato a los funcionarios”.
Para más inri, “la crispación es completa” por la apertura de algunas informaciones reservadas (paso previo a expedientes disciplinarios) contra algunos trabajadores, que incluso ha motivado la baja por estrés psicológico de varias funcionarias en el contexto de sus actuaciones.
En definitiva, tanto CSIF y ACAIP-UGT aseguran que pretenden fijar unos criterios con la directora de la prisión “en aras de ofrecer una mejor cobertura de los servicios públicos y garantizar así unas buenas condiciones de trabajo para sus empleados”, y sobre todo “para que se elimine esa falta de motivación y reconocimiento efectivo en su trabajo que se va trasladando desde su gestión y la línea trazada de buenismo por parte de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias”.