El equipo de conservación de carreteras de la consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía ha instalado una nueva señalética de destino turístico en la carretera El Puerto de Santa María-Jerez (la A-2002) para indicar la desviación hacia el enclave arqueológico de Doña Blanca, en el término municipal portuense.
En concreto, los trabajos de colocación de cartelería, con un presupuesto de más de 3.300 euros, se han realizado en los puntos kilométricos 2,8 y 3,8, con cartel lateral, y en la intersección de entrada al enclave arqueológico, en el punto kilométrico 3,3, con dos carteles flecha orientados para ambos sentidos de la circulación.
Desde la Junta se subraya en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que la señalización de nuevos destinos turísticos en las carreteras facilita la visibilidad y la retención en la memoria respecto a los usuarios de las vías, y se regula a través de la normativa SISTHO (Sistema de Señalización Turística Homologada de la Red de Carreteras del Estado), cuyo objetivo es el establecimiento de un sistema de señalización que informe a los usuarios de los lugares que en la proximidad de su recorrido tengan un especial interés turístico.
EVIDENCIA EL ESTABLECIMIENTO DE LOS FENICIOS EN LA BAHÍA
El enclave arqueológico Castillo de Doña Blanca se encuentra flanqueado al norte por la Sierra de San Cristóbal y al sur por una amplia llanura de marismas y salinas formada por depósitos aluviales del río Guadalete. Esta llanura formó parte de la bahía de Cádiz, por lo que el mar llegaba hasta la base del cerro en el que se situó el primer asentamiento. El yacimiento es fundamental para la investigación de la protohistoria no solo en la Península sino también en el Mediterráneo, sobre todo para el estudio de la presencia fenicia en Cádiz.
Según información de la consejería de Cultura, los restos más antiguos encontrados en él pertenecen a una fase tardía de la Edad del Cobre, de finales del III milenio a.C. De esta fase se han excavado algunos fondos de cabañas dispersas por la base del yacimiento que se adaptan a la topografía original del terreno. Tras un periodo de abandono, el yacimiento permanece deshabitado hasta la primera mitad del siglo VIII a.C. momento en el que vuelve a ser ocupado, construyéndose pocos años después de la primera muralla.
Desde el siglo VIII a.C. el enclave permanece poblado de forma continuada hasta la llegada de los romanos a la Península Ibérica, con motivo de la Segunda Guerra Púnica, a fines del s. III a.C. Durante estos cinco siglos de ocupación ininterrumpida, la ciudad sufre varias remodelaciones urbanísticas y la construcción de otras dos murallas. Vuelve a quedar abandonado hasta Época Medieval Islámica, momentos en los que se estableció una alquería almohade. Posteriormente, en el siglo XVI se erigió una ermita, de planta de cruz griega, que es la torre aún conservada y que se denomina popularmente Torre o Castillo de Doña Blanca, ya que la tradición popular la identifica como el lugar en el que sufrió prisión doña Blanca de Borbón, esposa de Pedro I.