CRÍTICA. Dado que Rafaela Carrasco, la actual coreógrafa del Ballet Flamenco de Andalucía (BFA) ha estado implicada con la compañía desde su creación y participando en ella en diversas posiciones: alumna, solista y coreógrafa, resulta obvio que es una de las más capacitadas para rendir homenaje a la compañía. El resultado de ese homenaje preparado por Carrasco, Imágenes, recuperando producciones de sus veinte años de existencia, ha proporcionado al Ballet Flamenco el galardón del Giraldillo de la XVIII Bienal de Flamenco de Sevilla al Mejor Espectáculo, y una tournée exitosa allá donde se exhibe el espectáculo. La presentación de Imágenes en el Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María tuvo, días atrás, similar acogida y premio del público, aunque no pudiese exhibir un esperado “no hay billete” en las taquillas.
Para la conmemoración de los 20 del Ballet Flamenco de Andalucía, Rafaela Carrasco ha diseñado un espectáculo brillante, sin ser antológico, vitalista e innovador, que arranca admiración por sus talentosas coreografías; aunque coseche menos aplausos de lo esperado por cierta renuencia en su diseño a mantener la simplicidad y hondura del baile flamenco clásico. En ese sentido, ganó la partida la modernidad y los nuevos aires que provienen del ballet contemporáneo y la integración en el espectáculo de decisivos elementos visuales y sonoros, que se están convirtiendo poco a poco en la verdadera forma de ser del baile flamenco, en algunos casos. En la creación coreográfica de Rafaela Carrasco, derivan en una forma de romper barreras en el siempre complicado equilibrio entre tradición y renovación.
Imágenes se moldea sobre cinco secciones diferentes, que siguen cada uno una idea-fuerza; más que un leit-motiv conductor, una directriz de pensamiento que condiciona la escenografía y ejecución de cada de ellas. Todas ellas se conectan con el objetivo de homenajear a Mario Maya, María Pagés, José Antonio, Cristina Hoyo, Rubén Olmo, “directores que les dieron forma y que las vistieron sobre las tablas”. El impacto de las coreografías –en absoluto una mera reproducción de la creación original de los maestros, “sino una interpretación personal de ellas trazada con la experiencia que estos 20 años”-, se impuso sobre el del baile en sí, con puntos álgidos esporádicos y sin continuidad emocional a lo largo de su hora y media de duración.
La idea fuerza del homenaje se enfatiza en las propuestas coreográficas. Así, en la primera sección, El Maestro, la coreografía limita el movimiento de los bailarines, obligados a estar sentados y producir un zapateado vigoroso y poco efusivo con el que se alude a la deliberada quietud de caderas y frialdad de movimientos propugnada por el bailarín y coreógrafo Mario Maya.
La segunda sección, En la oscuridad de la luz, comienza con un romántico y breve pas-à-deux bajo la luz de la luna, una bella estampa enriquecida con el sugerente baile de Ana Morales y David Coria, con el que se realiza un homenaje al montaje El perro andaluz de María Pagés. Sorprende el juego de matices con la luz, alternando el blanco cenital de con el juego de luces de farol y con una coreografía moderna donde predomina el control del espacio escénico, la fugacidad del movimiento y los cambios de registros de luz y sonido.
Leyenda es otra sección impactante, con una referencia permanente a Carmen Amaya proyectada sobre el escenario, suelo y fondo. Tiene, además, la bata de cola como elemento focal, a modo de recuerdo de la gran bailaora. Una bata con larguísima cola es también un alusivo homenaje a José Antonio y una exposición visual de la limitante castración del baile, obligado a una exhibición de simples contorsiones, debido a uno de los símbolos del vestir femenino en el flamenco.
El homenaje a Cristina Hoyo se produce con Mirando al Sur, un cuidadoso estudio de sincronía visual y sonora con la maleta como elemento prop de baile. Sobre una maleta, se desarrolla el intenso y personalísimo trabajo de Hugo López y con ellas, uno de los cierres de sección más espectaculares vistos en flamenco.
En otro tono diferente transcurre la quinta sección, Las cuatro esquinas, construida como un final de fiesta, con su inevitable y decadente toque kitsch, en el que se rinde homenaje al coreógrafo Rubén Olmo y su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. De nuevo, aparece una idea fuerza centrada en la libertad de movimientos del mantón, que recuerdan otros momentos vividos con el gran bailarín y coreógrafo sevillano.
Sin duda, Imágenes es un espectáculo que hace honor al trabajo del Ballet Flamenco de Andalucía por la promoción del arte y a su trayectoria artística desde que se fundó. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Imágenes. 20 años de Ballet Flamenco De Andalucía.
Rafaela Carrasco, coreografía, dirección artística y solista. David Coria, coreografía y solista. Ana Morales y Hugo López, solistas. Bailaoras: Alejandra Gudí, Florencia O’Ryan, Laura Santamaría, Paula Comitre y Carmen Yanes. Bailaores: Eduardo Leal, Antonio López y Alberto Sellés. Cantaores: Antonio Campos y Gabriel de la Tomasa. Guitarristas: Jesús Torres y Juan Antonio Suárez Cano. Creación musical: Antonio Campos, Jesús Torres, Juan Antonio Suárez Cano. Diseño iluminación y espacio escénico: Gloria Montesinos. Imágenes: Visuales Trama. Diseño Vestuario: Blanco y Belmonte. Programa: Del Maestro / En la oscuridad de la luz / Leyenda / Mirando al Sur / Las cuatro esquinas.
Lugar y día: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María, 18 de abril de 2015. Asistencia: Casi completo.