Dos décadas después de la última intervención realizada en el enclave arqueológico de Doña Blanca, en el término municipal de El Puerto de Santa María, uno de los asentamientos protohistóricos más importantes del Mediterráneo, investigadores de la Universidad de Cádiz (del grupo Phoenix Mediterranea, HUM-509, coordinado por la profesora Ana María Niveau de Villedary y Mariñas), han llevado a cabo una campaña en el yacimiento que, respaldada por el uso de las nuevas tecnologías, ha permitido “matizar, corregir y plantear” nuevas hipótesis sobre la planificación y construcción de su sistema defensivo púnico-helenístico, tanto del trazado como de la propia configuración de las diversas partes que lo conforman.
El yacimiento del Castillo de Doña Blanca (esta llanura formó parte de la Bahía de Cádiz, por lo que el mar llegaba hasta la base del cerro…) fue descubierto en 1979 y excavado hasta 1991 en el marco de un proyecto general de investigación dirigido por Diego Ruiz Mata, catedrático jubilado de la UCA. Después tan solo han tenido lugar en él algunas actuaciones puntuales: en 1995 y 2001 llevadas a cabo por este mismo equipo y en 2005, una última, dirigida en este caso por Luis Cobos para la adecuación del circuito de visitas y como apoyo a su puesta en valor una vez adquirido por la Junta.
Esta nueva actividad arqueológica puntual (aprobada por la Junta de Andalucía) con una duración de cuatro semanas (del 24 de junio al 19 de julio) ha consistido en la realización de una serie de sondeos y limpiezas de paramentos en el frente norte de la muralla del asentamiento, a los pies de la Sierra de San Cristóbal.
Los trabajos acometidos, se detalla en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, se han concretado en la realización de un análisis poliorcético (hace referencia a la disciplina que se encarga de construir fortalezas, bastiones, baluartes o fortificaciones) de la poterna localizada en una de las torres defensivas, la interpretación del engrosamiento y relleno interior del paramento de muralla en relación con un posible acceso al interior de la ciudad, la relación de este trazado con el situado en la zona contigua y la contextualización histórica de la evolución y amortización de las estructuras defensivas.
Además, el estudio morfológico y funcional de la cerámica hallada se acometerá en los próximos meses con el objetivo de afinar las cronologías de las estructuras y su amortización, y caracterizar la funcionalidad de los espacios situados en el interior del sistema defensivo.
Estas labores han sido posible gracias al respaldo de la delegación territorial de Turismo, Cultura y Deportes de la Junta, y la financiación del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de la Universidad de Cádiz, a través de las ayudas a los grupos de investigación. Y no ha faltado la foto de los políticos curioseando en el yacimiento: la directora general de Investigación de la UCA, Susana Trasobares, ha acompañado en una visita a la delegada territorial de Cultura, Tania Barcelona, y al alcalde portuense, Germán Beardo.
“EL CASTILLO DE DOÑA BLANCA PUDO CONVERTIRSE EN UNA AUTÉNTICA FORTALEZA MILITAR EN SU ÚLTIMA FASE DE EXISTENCIA”
Con el fin de actualizar el registro de las estructuras constructivas halladas en el sitio, el grupo HUM-509 solicitó permiso para actuar en el yacimiento durante el verano de 2023, iniciándose estos nuevos trabajos en septiembre. Los trabajos de documentación y revisión se han centrado en el último de los sistemas defensivos del asentamiento.
En principio, se ha llevado a cabo una documentación generalizada del asentamiento mediante la aplicación de nuevas tecnologías no invasivas (LiDAR, SIGs, Fotogrametría Digital y Georreferenciación). A estos estudios se ha sumado la catalogación de todos los muros y estructuras exhumados (tarea aún en curso) con el objetivo prioritario de determinar las distintas fases constructivas del yacimiento.
La revisión de las estructuras constructivas excavadas en las diferentes campañas arqueológicas y la aplicación y el uso de las nuevas tecnologías están permitiendo plantear nuevas hipótesis sobre la planificación y construcción del sistema defensivo púnico-helenístico, tanto de su trazado como de la propia configuración de las diversas partes que lo conforman.
La (re)fortificación acometida en el asentamiento durante el siglo III a.C. y la identificación de elementos de defensa activa como poternas, torres de artillería y cuerpos de guardia entre otros, permiten plantear que el Castillo de Doña Blanca se convierte en una auténtica fortaleza militar en su última fase de existencia, lo que ha de ponerse en relación con el progresivo peso de Cartago en el mediodía peninsular.
Los objetivos generales de esta nueva etapa abierta en la investigación y el conocimiento del sitio contemplan tanto la reconstrucción histórica de la secuencia cronoestratigráfica del asentamiento como la documentación y catalogación de las estructuras constructivas, el análisis y la caracterización de las sucesivas fases de la muralla y de las distintas reformas pero también la conservación de las zonas detectadas que se encuentran parcialmente derrumbadas y el desarrollo de una metodología que permita reconstruir a través del análisis del registro la secuencia histórica de las edificaciones que conforman el sistema defensivo de las diferentes épocas.