CRÓNICA Temporada taurina de verano de El Puerto 2017. Y ya van tres. José Antonio Morante de la Puebla anuncia su retira, parcial o total, no se sabe, motivos de poco peso los esgrimidos por el sevillano para quitarse de en medio. Lo cierto es que la temporada no venía siendo precisamente de éxito, tras nivelar los ruedos de la Maestranza y las Ventas, con cuatro tardes en la primera y una en la segunda y nada que reseñar. Al de la Puebla se le ve triste, ¿el tamaño del toro?, ¿su peso? Eso no se lo creo nadie. Desconozco los motivos reales que le llevan a la reserva, ya que a estos “genios” no le conocen ni en su propia casa.
Morante, una vez más, deja tiradas a muchas familias que viven de él, anímicamente a muchos aficionados que le siguen y a empresas que tendrán que reponer sus carteles, Bilbao, Almería, Murcia, Salamanca, etc… No haremos crónica de un torero que se fue inédito de la tarde, su traje tan impoluto como salió del hotel. Cierto es que no se acabará el toreo sin Morante, pero uno y otro se necesitan, y por el bien de la fiesta y del diestro deseamos su pronto restablecimiento y vuelta a la cara del toro.
El previo del festejo contó con un espectacular baile de corrales que obligaron a sustituir los toros de Daniel Ruiz, previstos para Juli, por otros tantos de Santi Domecq. Bendito cambio. Además de algunos de Cuvillo para Morante por otros de la misma casa.
Tras seis temporadas sin pisar el albero portuense el madrileño dejó su conocimiento y ganas para resurgir en esta plaza con más fuerza que nunca y no marchar jamás. Ya en el saludo a su primer toro mostraría sus cartas para el resto de la tarde, telas siempre abajo para que el viento molestase por menos. Dos verónicas de manos bajas, chicuelina y media fue dejando en los primeros compases. La faena de muleta mantuvo el patrón, torso encajado y tela por bajo sometiendo al buen toro que se dejaba llevar hasta donde mandaba Juli. Cambio de mano para continuar por la izquierda con igual calidad. Sin bajar la intensidad en ningún momento de la faena cerraría con tres circulares invertidos perfectos. Acalló a la grada el matador no dudando en ejecutar una gran estocada tras dar comienzo la petición de indulto. Dos orejas.
En su segundo no se pudo lucir de capote por el molesto viento, sin embargo se vio un gran puyazo de José Antonio Barroso. El menos toro de condición del trío tuvo a otro gran torero quien con su saber cuajo otra faena siempre arrastrando la muleta y dominando. Mejor el derecho aunque los remates del toro no eran igual y por el izquierdo no alcanzó altura. Juli no se dejó nada dentro en faena con brindis al futbolista Joaquín. Estoconazo y orejas con petición de la segunda.
La gloria llegaría en el tercero, toro con menor trapio que pudo hacer un gran tercio de varas de haberse dejado de largo. El encastado necesitaba un torero que le sometiera desde el principio, y así fue, ya al caballo con chicuelinas al paso siempre por bajo. En el quite vino lo mejor, de nuevo por Chicuelo de frente, abierto compás y manos al tobillo cerrando con dos medias donde el toro parecía atravesarle. Espectacular el de Velilla que hizo para el viento. La faena no es para contar y si para ver. Poder, gusto, técnica, acople, etc. Todo. ¿Hasta dónde Juli? Eso nos preguntamos. Para colmo una luquesinas donde el toro ya no pudo más y cantó buscando terrenos de dentro. Estocada de efecto fulminante y el acabose en la grada.
FICHA DEL FESTEJO:
Sexta de abono de la temporada. Tarde con molesto viento de levante. Corrida de toros. 3/4 de plaza. Tres toros de Cuvillo para Morante, justos de presentación, que se fueron inéditos, y otros tantos de Santiago Domecq, para Juli, nobles con transmisión, destacando “Dulzarrón”, segundo de la tarde, premiado con vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla, silencio, silencio y bronca.
El Juli, dos orejas, oreja y dos y rabo.
Preside Jesús Neva al que le sobró la concesión del rabo. Actuó de sobresaliente, sin llegar a intervenir, el torero portuense Enrique Molina. Las cuadrillas estuvieron bien. DIARIO Bahía de Cádiz