Operarios de la empresa municipal de aguas, Apemsa, intervinieron el miércoles en la red de saneamiento de la barriada El Tejar, en El Puerto, a consecuencia de un “gran atasco” provocado por las toallitas.
Desde la Asociación de Vecinos de la zona se alertó de la salida de agua residual que se estaba produciendo a través de una arqueta cerca del colegio Sericícola. Una vez se desplazó allí el camión de desatascos, se localizó en su interior un “gran tapón”, formado por toallitas y otros productos de higiene personal, que estaba colapsando el normal funcionamiento del colector.
El mismo caso se produjo en la calle Cruces a primeros de año cuando hubo que cortar el tráfico para poder reparar otro atasco en el colector también provocado por las toallitas.
“Pese a las campañas que se hacen periódicamente -subrayan desde Apemsa en un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz-, las empresas de agua de todo el planeta se encuentran con el mismo problema: crece la costumbre de arrojar al inodoro toallitas, bastoncillos y otros productos de higiene que no son biodegradables, lo que puede provocar no solo atascos en la vía pública, como ha sido el caso, sino en las cañerías de los hogares”.
Y es que cuando las toallitas de un sólo uso se tiran al retrete, suele producirse el taponamiento de la conexión de la vivienda con la red de alcantarillado, lo que impide que salga el agua residual al exterior. “El problema principal es que ésta puede revertir hacia el interior y salir de nuevo por el inodoro”, se avisa.
Desde la empresa mixta de aguas (el 49% está en manos privadas) se reitera que los ciudadanos “tenemos que tener claro que las toallitas húmedas no se descomponen al entrar en contacto con el agua, como ocurre con otros productos como la celulosa con la que está elaborado el papel higiénico”. Están fabricadas con un material denominado ‘tejido no tejido’, que se obtiene con la compactación de fibras, sin necesidad de cosido. Esas fibras se separan cuando se tiran al váter. Una vez en las tuberías, vuelven a unirse y crean grandes madejas.
“Todo el esfuerzo humano y económico que ha realizado Apemsa y, por tanto, todos los portuenses, para modernizar la red de saneamiento se está poniendo en peligro por esta costumbre”, se lamenta.
El pasado 2021, hasta la depuradora de Las Galeras llegaron 251 toneladas de sólidos; la práctica mayoría eran toallitas, bastoncillos, papel de cocina, compresas, preservativos etc. Pero además, las toallitas también pueden acabar en el río y en el mar. “Incluso hay pescadores que indican que se las encuentran en sus redes”.
Al respecto, “confiando en la disposición cívica de todos los vecinos”, Apemsa hace un llamamiento “para que los ciudadanos vuelvan a dar muestras del mismo comportamiento solidario y ecológico que promulgan con el reciclaje, y con un simple gesto, arrojar toallitas, compresas y cualquier otro producto a la basura, contribuyan a la conservación y buen funcionamiento de la red de saneamiento de la ciudad”.