Amal Esperanza, asociación de solidaridad con el pueblo saharaui de El Puerto de Santa María, ha lanzando la voz de alarma: se ha quedado “sin capacidad operativa” tras dos años supliendo con fondos propios, y de amigos, los importantes débitos que tiene el Ayuntamiento con la causa saharaui.
“Vamos a procurar no desaparecer, porque nosotros sí tenemos sentido del compromiso, aún sin recursos, pero esperamos que este Gobierno (de PSOE e IU) no tenga el dudoso honor de, en simultaneidad, haber celebrado los 25 años de trabajo y compromiso de Amal Esperanza, y provocar su muerte y, con ella, la del largo historial de hermandad de la sociedad portuense y la saharaui”, se apostilla en un duro comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
En esta nota se apela “directa y urgentemente” al alcalde socialista, David de la Encina (actualmente de baja de paternidad), “ante la evidente incapacidad los responsables de área para dar solución a este largo e insostenible problema”. “El tiempo se acaba, y cada cual deberá responder de sus actos si provocan ustedes lo que ya les anunciamos”, se deja caer.
“NO ES JUSTO, NI LEGÍTIMO, NI HONRADO, DEBER DINERO A GENTES SIN NADA”
La asociación recuerda que acumula 25 años de trabajo “serio y eficaz” en pro de los derechos de un pueblo atacado y refugiado, el saharaui, “que lo es por la inacción y abandono de España, tanto de forma directa en 1975, como de forma indirecta, desde entonces, por causa de políticos españoles que no tienen inconveniente en mirar para otro lado, no hacer nada, ante la situación de inviabilidad de los campamentos de refugiados, y la de violación sistemática de los derechos humanos de la población del Sahara ocupado por Marruecos”. Todo ello, “en un asunto que, jurídica e históricamente, no admite discusión”.
Este trabajo de Amal Esperanza se ha materializado en los programas de Vacaciones en Paz y Caravana por la Paz, así como, en los últimos 15 años, en múltiples actuaciones en los campamentos de refugiados de Auserd y Dajla. Los dos primeros programas, así como algunos de los de intervención en los campamentos, han contado con el compromiso financiero municipal desde que así se decidiera en diversos acuerdos plenarios.
El historial del desarrollo de estos compromisos, relatan desde la entidad, “ha sido desigual”, pasando de períodos de importante dotación presupuestaria de los programas, a épocas de menor implicación; del mismo modo, el cumplimiento de los pagos “ha sido, también, variable”, según el signo del equipo de Gobierno. “No obstante lo cual, nadie podrá decir que Amal Esperanza ha sido una entidad conflictiva; muchas veces hemos tenido que adelantar fondos de los que no disponíamos, ralentizar programas, y soportar dificultades, sin que por ello hayamos salido a la esfera pública a denunciarlo”, se revela.
Sin embargo, se admite que “esta línea de comportamiento debe ser interrumpida por causa de encontrarnos en el peor momento, con creces, de la larga historia de Amal Esperanza en lo referente a los compromisos municipales”: momentos de “peor dotación presupuestaria, soportada en silencio, y momentos de incumplimientos en pagos, soportados con préstamos de amigos o, directamente, debiéndole dinero a los refugiados, que hicieron cosas ante la garantía de pago que suponía el compromiso del Ayuntamiento portuense”.
“Y esto último es lo que ya no podemos soportar –se sentencia-; no es justo, ni legítimo, ni honrado, deber dinero a los parias de esta tierra, a gentes sin nada, que confiaron en que se les iban a financiar actuaciones”.
SIN ABONARSE LAS SUBVENCIONES DE 2017 y 2018
El Consistorio no ha abonado los programas comprometidos desde hace dos ejercicios, 2017 y 2018, pero Amal Esperanza y sus contrapartes, los refugiados saharauis de Auserd y Dajla, “sí que han cumplido”.
“Hemos desarrollado todos los programas, de ambas anualidades, presentado las memorias justificativas, los documentos de pago, las facturas. Hemos ido al desierto a comprobar el correcto uso del dinero público portuense, hemos acompañado a representantes del Ayuntamiento que iban a inaugurar quirófanos, de financiación comprometida por ese Ayuntamiento, que después de inaugurar se olvidaban de pagar a los constructores refugiados, teniendo que cubrir Amal Esperanza, y sus socios y amigos este incumplimiento”.
La asociación lamenta “dos años de recorrido constante por las áreas municipales de Bienestar social, Cooperación Internacional y, sobre todo, el Área Económica. Dos años actuando como si fuéramos pedigüeños, como si debiéramos algún favor. Dos años en los que cada área nos señalaba a otra”.
Amal Esperanza se ha cansado: “no podemos seguir compartiendo la desidia, el abandono, la incapacidad. No es justo, ni honrado, ni legítimo. Responsables públicos que en sus presupuestos comprometen partidas que no ejecutan, que prometen programas a refugiados para no cumplirlos, que reciben a los representantes de ese pueblo que, agradecido envía personas a cumplimentar a esos munícipes incumplidores. Señores, señoras, no es honorable hacer plenos solemnes, actos de boato, y luego no pagar lo que se debe a refugiados, personas dependientes, confiadas, que creyeron sus palabras”.