La última Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María ha aprobado, entre otros puntos, reconocer públicamente al boxeador Alejandro Camacho y al hostelero Salvador Díaz Bejarano, incorporando sus nombres al callejero.
Por un lado, el Ejecutivo de Germán Beardo ha decidido dedicar el espacio (“plazuela”) ubicado en la zona entre la avenida Doctor Marañón y la plaza María Auxiliadora a este boxeador portuense, que “ha sido ejemplo de superación y referente de la excelencia deportiva”. En su palmarés suma cinco títulos de campeón de España amateur y numerosas medallas internacionales, premios que ha ido sumando durante los 107 combates disputados durante su carrera.
Alex Camacho (nacido en 1993 y subido al ring desde los 18 años de edad, con Paco García como mentor), de la Escuela de Boxeo García y componente del equipo nacional olímpico de esta disciplina, “ha demostrado valores dentro y fuera del cuadrilátero, poniendo el nombre de El Puerto en lo más alto”, de ahí que el PP haya considerado ponerle su nombre a dicha plazuela, “reconociendo así su esfuerzo, dedicación y papel como embajador del deporte portuense”.
Y ROTONDA PARA SALVADOR DÍAZ BEJARANO
En paralelo, se recoge en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, se ha dado luz verde a la denominación de una rotonda a Salvador Díaz Bejarano, “un empresario cuya trayectoria ha dejado una huella imborrable en la historia gastronómica de la ciudad”. En 1988 fundó junto a Carmen Oliva el Chiringuito Salvador, en la playa de Las Redes.
Tras casi tres décadas de “dedicación y esfuerzo”, decidieron dar el relevo a sus hijos Óscar, Alejandro y Aránzazu, que se han encontrado el negocio montado, y que mantiene viva la esencia inicial “adaptándolo a las nuevas tendencias gastronómicas sin perder su autenticidad”.
La idea de la derecha es rotular con su nombre la rotonda donde confluyen las calles Océano Pacífico, Océano Atlántico, Mar Egeo y Mar Adriático, en la que se colocará una placa conmemorativa “que reconocerá su esfuerzo y compromiso”. Este homenaje “busca poner en valor su historia como un testimonio de perseverancia, amor por la cocina y la importancia de la unión familiar en el ámbito empresarial”, se argumenta.