Admiro a José Manuel Benítez Ariza desde que supe de él, y a través de los años, la confianza y el cariño que nos profesamos, no ha provocado que el mito se caiga en absoluto, más bien al revés.
Se mantiene la admiración en el tiempo, ya que el equilibrio es una constante en toda su trayectoria. Un escritor de impecable oficio, de manufactura perfecta, capaz de llegar, sin hacer ruido, al nivel que se propone.
Original sin aspavientos. Personal, por encima de todo, no olvida aquello que le nutre, siempre huyendo de la grandilocuencia de escuela. Acaricia la primera vanguardia, el Creacionismo hispánico de Huidobro y Gerardo Diego, el imaginismo anglosajón, la poesía visual de Apollinaire, con el Romanticismos inglés al fondo.
Capaz de conmover, sin artificios. Huyendo siempre del efectismo, se desenvuelve como nadie en la complejidad de lo aparentemente sencillo, en el doblez de lo cotidiano, consiguiendo el objetivo esencial de la literatura: la perplejidad, el extrañamiento, las palabras mejor escogidas para contar la vida, inventada o no.
Por eso me agrada. Por eso leerlo y conversar con él, es siempre un placer.
Transmite tranquilidad. Quizás ahora más que nunca, ya que como él mismo reconoce, se encuentra en un momento en el que contempla el mundo desde otra perspectiva más serena, de vuelta de muchas cosas, vacunado ya de vanidades, alejado ya de lo más fatuo de aquello que rodea a un escritor cuando empieza, y quiere posicionarse en no se sabe qué lugar.
Él ya tiene su lugar, y escribe, e insiste en ello, porque es “un hombre que cree ilusoriamente que, al ser escritas, algunas oscuridades se iluminan”.
Su intención es entregarse a la poesía, al diario personal, en esta etapa vital en la que la que pretende lograr el disfrute de una suerte de ataraxia buscada, donde la ausencia de exaltación en las pasiones, la imperturbabilidad, sean una constante en su día a día.
Fortaleza y equilibrio para afrontar adversidades. La felicidad. La paz.
Ese el consejo que él ofrece a los nuevos valores de la escritura, de la poesía. A los más exaltados, por recién llegados: satisfacer las ambiciones mejor, en otros campos, y “solo atender al llamado de la poesía si éste incluye una apelación a la renuncia”. Capacidad de sacrificio, pues.
‘Panorama y Perfil’
En ‘Panorama y Perfil’ (Canto y Cuento, AQUÍ un extracto de la obra), con el que obtuvo en 2013 el Premio Unicaja de Poesía, encontramos a un autor empeñado en jugar con sus lectores. Imágenes en un caleidoscopio que sorprende, por ser un divertimento con matices, con luces y sombras, con chispas de dolor en sus aristas, “reflejos de reflejos”, el paso del tiempo, y recuerdos de ciudades, deseos y lugares que nunca se han vivido.
Y hay una nueva oportunidad de disfrutar de José Manuel Benitez Ariza, este sábado 13 de diciembre a las 13 horas, en la Librería Pérgamo, en Puerto Real.
Una cita con la alta literatura, un encuentro con el autor, que hay que tener en cuenta. DIARIO Bahía de Cádiz Rosario Troncoso