Quedamos con Antonio Reguera para “una entrevista gaditana sin censura y de alta dimensión” en uno de los lugares privilegiados del universo. No, no se trata del Templo de Poseidón en Cabo Sunión, sino la terraza del Parador Hotel Atlántico de Cádiz.
El mar enfrente. A la izquierda, La Caleta. Y apenas a media hora escasa de la puesta de sol. El momento justo de la tarde, elegido por nuestro protagonista, para hacer las más bellas fotografías del ocaso gaditano. Una afición desconocida para muchos de los que siguen al artista, a este genio del humor, venerado por tres generaciones (se dice pronto) de gaditanos y andaluces de categoría. Lo admiran. Lo imitan. Pero él es irrepetible.
Y así, yendo y viniendo, para retomar nuestra conversación y apurar el descafeinado, Antonio hace fotografías, y respira la brisa de Cádiz, profundamente.
Queremos saber de él. Ávidos de risa compartida, claro, pero también de descubrir a un Antonio Reguera diferente del que se muestra con su guitarra, junto a su inseparable Agustina al teclado. Aunque es difícil, porque las personas, cuando son auténticas, lo son. No hay dobleces.
No se trata de una entrevista más a un personaje popular. Claro que no. En seguida se nos nota el cariño, la admiración y el tono entrañable de una cita con un amigo, de toda la vida.
Ya somos sus “sobrinos”. Así nos trata. Disfrutamos cada minuto. Disfruten ustedes. Y si pueden, vayan a ver su espectáculo en directo, el próximo 7 de diciembre en La Teta de Julieta.
Nosotros no nos lo vamos a perder.
Nota: absténganse de leer las siguientes respuestas aquellos intolerantes a que se digan las cosas por su nombre, los alérgicos a lo malsonante sin anestesia o tiquismiquis en general. Y “tortuga ar chavá”.
“lo que ves es lo que hay, yo no me creo nada ni voy de nada”
De sobra se te conoce, pero ¿cómo le explicamos a un guiri, por ejemplo, quién es Antonio Reguera? Háblanos de ti, y qué hay de nuevo.
Pues soy un gaditano que se dedica a la música desde 1965.
Soy un músico que cuenta historias.
La primera vez que salí en la tele fue un pelotazo y eso me proyectó para que me conociera más gente. No soy ni monologuista ni humorista, soy músico, aunque sé que he creado una jerga con mi modo de hablar y que hay mucha gente que nos quiere. De hecho Agustina y yo siempre llenamos los locales desde 1994.
Llevamos ya veintiún años tocando ininterrumpidamente en directo sobre un escenario y alguna que otra aparición en televisión. Siempre actuamos en Andalucía, fuera no, no tenemos necesidad.
Hoy día estamos muy volcados en las redes sociales, trabajando mucho en nuestra página web (www.antonioreguerayagustina.com), y también estamos trabajando en merchandising de camisetas y tazas con frases como “Nelson Mandela, Lomoen Mandela, Pancon Mandela” o “No por mucho madrugar te va a cambiar la cara” tenemos catorce frases y veinte diseños. Todo ello se venderá en ZEROUNO (Calle Goya 11, en La Laguna, Cádiz). También venderemos nuestras cosillas en las actuaciones.
Estaremos todo noviembre los jueves y domingos en Sevilla y el 7 de diciembre en la Teta de Julieta en Cádiz.
Te vemos en forma, ¿cómo es tu rutina diaria?
Todas las mañanas ensayo. Hago también mucho deporte, y es habitual verme en la playa. Hoy mismo me he pegado tres baños. También se me ve paseando por Cádiz, pero cada vez menos. Prefiero ir a sitios concretos sin que me estén controlando todo el rato.
A Agustina y a mí nos gusta movernos en coche entre semana por la provincia, perdernos por ahí. Por ejemplo, la Sierra nos gusta mucho. Da igual el día de la semana, para nosotros todos los días de la semana son iguales.
“lo que hacemos Agustina y yo no lo hace nadie más”
Como sabrás, has creado escuela. Antonio Reguera es una forma de hablar, como decías antes: has creado un tipo de humor, una jerga propia. ¿Cómo defines tú lo que haces? ¿Dónde está el secreto de tu éxito?
Como te decía, por las mañanas ensayo, y me refiero a la música, porque los chistes me salen solos. Esa es una de las razones en las que radica el éxito que he podido llegar a tener, y es que nunca cuento una historia igual. Ya todos la conocemos e incluso sabemos cómo termina, pero siempre la cuento de una manera diferente. Otra de las claves es que voy dando golpe tras golpe, el final es lo de menos, lo importante es que yo te meta en la historia desde el principio. Entre eso, la música, tocar las palmas, cantar y las tres horas que dura el espectáculo, sales molido, y te llevas veinte días acordándote de la actuación.
Me alegra mucho cuando la gente me para, me cuenta sus problemas y me dice que ven mis videos en YouTube para alegrarse la vida. Nuestro espectáculo es como si lo hiciéramos en el salón de tu casa. Lo que ves es lo que hay, yo no me creo nada ni voy de nada, porque la vida aunque tengas un Rolls Royce se te puede ir cuando meno os te lo esperas, y hay que dar gracias a Dios todas las mañanas por lo que uno tiene. Somos naturales, no vamos de graciosos, y si encima unimos el humor con la música pues de puta madre.
Actualmente nadie en el planeta actúa más de tres horas. Podrá haber mejores humoristas, mejores guitarristas, gente más guapa que Agustina o que yo, pero reto a quien sea a que busque una pareja que sea como nosotros. No la hay, lo que hacemos Agustina y yo no lo hace nadie más.
Además, yo no alquilo ni equipos ni sonido. Todo el equipo es mío y llevo yo a los técnicos. Y en mi espectáculo hay que pagar la entrada. Cuando es gratis la gente no respeta, se mete cualquiera en el local, te pueden decir improperios, se pueden meter con Agustina…
Yo no toco ni en ferias ni en fiestas privadas, y quien paga sabe a quién viene a ver y lo que va a ver, y mi público es muy buena gente, de alta dimensión. No vienen ni carajotes, ni carajotas, ni tontopollas, ni tontapollas.
Eso iba a preguntar, ¿a qué público diriges el espectáculo?
Pues alucino con el público, porque abarca varias generaciones. He actuado frente una pareja de señores de setenta años, y al lado un chaval con su camiseta de Metallica, con los pelos como un palio. ¡A veces le pregunto a la gente por qué traen a sus hijos de trece años con la de barbaridades que digo! Y me dicen que no pasa ná, que ellos ya saben lo que es el “gato de angora acostado” o lo de “ponerse las rodilleras”.
Mi público abarca tres generaciones, sólo falta que venga uno con una cuna.
¿Es cierto que te cortas un poco al contar los chistes cuando actúas en televisión?
Si yo saliera ahora en televisión contaría las cosas como lo hago ahora.
En realidad casi no me llaman para la tele porque me dicen que soy imprevisible. Que si me meto con uno o con otro… y luego te llama la Cope.
Por ejemplo una vez que salí en Canal Sur, llamaron unas monjas preguntando por qué yo había contado que a Jesucristo lo salvó James Bond de la cruz y se lo llevó en un Ferrari.
La televisión te corta, y no acepto programas grabados porque te editan y te cambian todo. Una vez fui a un programa llamado ‘Senderos de Gloria’ que homenajeaba al Peña. Y allí conté el chiste de aquel que se murió con el pene erecto y no podían cerrar el ataúd, y como era en directo, y yo diciendo barbaridades, veía a las señoras del público con la cara torcida y tras la cámara al director del programa haciéndome gestos para que acabase.
“en política quien manda es la de Ubrique, o sea, la cartera”
La esencia “regueriana” es así. No hay dolor. Así que ahora toca un tema peliagudo. Hablemos de política…
Nadie honesto se metería a político, porque quien manda es el dinero.
No manda el político de turno, sino quien le paga y tiene la cartera llena. A ver, yo mañana fundo un partido llamado “SU”, Sinvergüenzas Unidos, o “GCDC”, Grandes Comedores de Coño, como el padre de Julio Iglesias, que se los comía por teléfono, y digo: “Voy a quitar mañana las bases militares americanas”, y por cierto, yo he actuado en la base de Rota y allí hay material suficiente para que mañana, de la explosión, surja una playa en Córdoba y se quede la Alhambra en aguatapá.
Pues a lo que iba, yo digo eso y me viene Obama y me dice que ya no compra más zapatos ni más productos españoles que mantienen a cientos de familias, y que todas van a la calle, por ejemplo. En política quien manda es la de Ubrique, o sea, la cartera. Y también quien te paga la campaña como por ejemplo, el dueño de Mercadona, que te dice que te va a poner dos supermercados donde no hacen falta, y te tienes que aguantar.
Y yo soy muy espiritual, y muy sátiro, pero lo importante es tener los pies en el suelo. Lo más importante en la vida es la SALU-D-INERO y luego todo lo demás. Vamos a ser claros, la salud lo primero, porque con dinero y sin salud no hay nada que hacer, pero con salud y sin dinero pues tampoco. Así que la SALU-D-INERO es lo principal, y ya luego lo que venga.
Y tus planes de futuro…
Pues seguir ensayando, seguir actuando y preparando nuevas historias. La gente me quiere contar sus cosas para que yo las utilice y muchas veces se confunden. A mí no me gustan las cosas escatológicas y las porquerías. Hablo de sexo, porque yo el sexo no lo veo como ninguna porquería.
¿Y Cádiz, cómo lo ves?
Pues siempre lo veo igual de bonito y de tranquilo. He estado contento con todos los alcaldes que he conocido, con el actual, también, y no cambio Cádiz por nada. Es lo más bonito del mundo, y mira que he viajado, pero como Cádiz no hay nada, y quien diga lo contrario que se vaya al carajo y se vaya a vivir en agosto a Écija o a El Arahal. DIARIO Bahía de Cádiz Rosario Troncoso