CRÍTICA. Dos personas se arreglan frente al espejo. Nerviosos y sin apenas expectativas, van a acudir al ritual más común del siglo XXI: una cita tras conocerse en una aplicación.
Tiene todos los ingredientes para ser una historia llena de lugares comunes, sin embargo, Isabel Coixet teje una red en la que es imposible no caer atrapados, donde se exploran magistralmente los sentimientos y reflexiones de los dos protagonistas sin nombre (sensacionales Laia Costa y Guillermo Pfening), durante cada una de sus citas tras conocen en una red de amantes de la comida.
Todos los que se hayan visto en situaciones parecidas se reconocerán en una o en muchas de ellas y es que esa es la grandeza del cine de Coixet, que hace una radiografía exhaustiva de los personajes para que nos demos cuenta que el dolor, la inseguridad, la torpeza, el miedo a sentirnos rechazados (y un largo etcétera) son sensaciones universales. Coixet sabe, como pocos, sacar a la luz lo cotidiano y darle el protagonismo que se merece a aquellas “mochilas” que todos arrastramos.
El hilo conductor elegido es la clave perfecta: la comida. La gran pasión de la directora toma protagonismo en cada plato de los restaurantes en el que los jóvenes pasan la tarde, en cada botella de vino blanco que se acaba y hace que las verdades salgan a la luz y en los helados que piden ser compartidos a bocados entre dos personas que nunca se han besado.
Coixet maneja con destreza el uso de recursos que hacen atractiva la narración, permitiéndonos escuchar los pensamientos que los protagonistas deciden callar, o usando escenas de dibujos animados y cine clásico para describir, mejor que cualquier palabra, aquello por lo que están pasando.
Todo esto, unido con un magistral manejo de los planos y una fotografía que aporta intimismo a cada escena, hace que ‘Foodie Love’ sea una auténtica delicia visual y espiritual. No se la pierdan. DIARIO Bahía de Cádiz