CRÍTICA. La escena que abre la película no es más que una metáfora de lo que vamos a presenciar. Vemos llegar a un Elton John altivo y vestido con ropas extravagantes que, a pesar de todo disfraz, se confiesa un adicto en sus horas más bajas. Se encuentra en una reunión de un grupo de apoyo dentro de un centro de desintoxicación. A medida que va abriendo su corazón, va arrancándose los adornos y caen poco a poco las joyas que le protegen, ocultando quién es en realidad. Elton John, como alter ego, es una persona directa, alocada, divertida, adicta y orgullosa, pero Reginald Dwight, el hombre que se esconde bajo la máscara, es vulnerable, tímido y está roto por dentro. El relato de su historia no ha hecho más que comenzar.
Lo que sigue son más de dos horas de un musical que nos descubre a Elton John en su faceta más íntima. Las canciones (cantadas todas magistralmente por el actor protagonista) se incorporan en la trama tomando parte de ella (los sentimientos de un Elton adolescente, sus actuaciones en los clubes nocturnos en su etapa juvenil), con números de baile incluidos. Las grandes actuaciones de todo el reparto (destacando el genial Taron Egerton) nos acompañan en el descubrimiento de esta figura que para muchos se revelará como el gran desconocido.
Es cierto que las opiniones respecto a este filme han sido muy diversas. Algunos piensan que no está a la altura de la excelente película de Brian Singer (aunque debió ser terminada por Dexter Fletcher, el director de ‘Rocketman’) y otros la encumbran muy por encima de ella. Y es que no son en absoluto comparables. Una se centra, sobre todo, en la creación de las canciones míticas del grupo de rock británico (cómo surgieron sus ideas, cómo se recluían en el campo para componerlas,… en definitiva, cómo se forjó el mito alrededor de la banda) con un estilo de cine directo, fiel a los escenarios y situaciones. La otra nos lleva a una etapa concreta de la vida de Elton John (desde su nacimiento hasta la década de los ochenta), para mostrarnos el mundo que se va creando poco a poco a su alrededor y cómo este amenaza con acabar con su salud física y mental.
A pesar de que se muestran las relaciones con su familia y con el letrista Bernie Taupin, se profundiza sobre todo en la relación consigo mismo. Porque el filme no se centra en su producción artística tanto como en mostrarnos a un hombre cuya baja autoestima y falta de afecto hizo que cayera en un infierno de droga y adicciones.
Por todo ello, mi recomendación es que vayan a verla sin hacer comparaciones ni ideas preconcebidas y disfrutarán de un filme sincero y bien construido que no les dejará indiferentes.
— Lo peor: Puede que, musicalmente, no consiga enganchar tanto al espectador como era esperable (o tal vez lo haga con los incondicionales de Elton John).
— Lo mejor: Las actuaciones y la puesta en escena. Los números musicales están bien incluidos en la trama de forma que su aparición no chirría con el resto de escenas. DIARIO Bahía de Cádiz