CRÍTICA. En su última película, Clint Eastwood nos trae una historia real basada en un artículo publicado hace años en el New York Times. En él se contaba la historia de un jubilado que ve como única opción para salir de su ruina económica hacerse mulero para un cartel de droga. Los acontecimientos en los que se verá inmerso harán que se plantee la vida que ha llevado y lo erróneo de sus prioridades hasta el momento.
Es increíble como ciertos directores se vuelven más productivos con el paso de los años. Claros ejemplos son Woody Allen o Clint Eastwood. Sin embargo, mientras el primero basa muchas de sus cintas en la introspección del ser humano (sus filias y fobias así como sus excentricidades), el segundo es capaz de combinar muy diversas temáticas y estilos de dirección. Desde un drama musical (‘Jersey Boys’, 2014), basados en hechos deportivos (‘Invisctus’, 2009) o el cine bélico (‘Banderas de nuestros padres’, ‘Cartas desde Iwo Jima’, ambas estrenadas en 2006).
No hay duda de la calidad de Eastwood como director y lo convincente de sus actuaciones cada vez que nos regala momentos en pantalla. Dentro de esta cinematografía, cabe destacar un tipo de cine, en el que se encuentra ‘Mula’, en el que el director (y productor) exhibe los valores morales que siempre ha defendido.
Como reconocido y fiel defensor de la política conservadora, algo que ha favorecido la falta de reconocimiento de sus películas en el mundo de Hollywood, intenta hacernos comulgar con sus ideas acerca de la inmigración en EEUU y su repercusión en la sociedad (sobre todo en lo referente al narcotráfico y a la delincuencia). De esta forma, nos regala una historia interesante y entretenida, pero que encierra en su interior una idea que parece sacada de un discurso de Donald Trump sobre el devenir de norteamérica debido a la inmigración.
Mi consejo es quedarse con el envoltorio mientras se esté sentado en la butaca, para ir desenvolviéndolo poco a poco a medida que nos levantamos de la misma reflexionando sobre lo que acabamos de ver… para decidir por nosotros mismo si es un dulce placentero o se nos atraganta en el paladar.
— Lo peor: El mensaje aleccionador sobre el contrabando de droga en EEUU y los posibles responsables. ¿De verdad que no hay estadounidenses detrás de los cárteles de drogas?
— Lo mejor: La interpretación de Clint Eastwood y la dirección, que mantiene al espectador interesado en la historia en todo momento. DIARIO Bahía de Cádiz