CRÍTICA. Puede que no sea casualidad que la directora de la cinta, Jennifer Yu, sea la primera mujer que dirigió en solitario una cinta de animación para la Dreamworks. El hecho de sentirse diferente (tal vez hasta juzgado), así como la necesidad de hacerse entender en un entorno nuevo y demostrar la valía es un tema recurrente en esta película basada en el libro de Alexandra Bracken (‘The darkest minds’).
Hay veces que los guiones son elegidos por los directores, pero en otras ocasiones las películas parecen elegirles a ellos. Sin embargo, es una tarea difícil la de transmitir el mensaje de tu obra al público y, en este caso, la directora se ha quedado a medio camino.
La historia de ‘Mentes poderosas’ se sitúa en un futuro en el que una enfermedad desconocida acaba con la mayoría de los niños de EEUU. Los pocos supervivientes han desarrollado una serie de poderes que se catalogan por colores (siendo el verde, azul y amarillo útiles para la sociedad mientras que los catalogados como naranja y rojo deben ser eliminados). Un grupo de chicos consiguen escapar de los centros que el gobierno usa para controlarlos, emprendiendo una lucha que les unirá para siempre.
La cinta falla en su ritmo, dejándonos una sensación de excesivo metraje (más incluso de sus casi dos horas de duración). Tras una primera parte que no termina de despegar ni despertar el interés por la trama, el filme mejora en su segunda mitad al aumentar la acción en la historia a pesar de no aportar visualmente ningún gran atractivo.
De forma recurrente nos lleva a lugares comunes de sagas como ‘Los juegos del hambre’ o ‘El corredor del laberinto’, lo que no consigue hacernos dejar de pensar en la falta de necesidad de otra cinta sin novedades relevantes.
A pesar de todo, el mensaje educativo es importante al presentar a los adolescentes como protagonistas de la historia con ideas esperanzadoras para una sociedad en la que lo diferente atemoriza a los adultos mientras que une a los más jóvenes.
La directora debe recordar que, a pesar de las buenas intenciones con las que comienza la andadura de la creación de una película, se debe ser muy cuidadoso con el formato de la misma. En estos tiempos en los que los adolescentes piden demasiado, el mensaje puede perderse si no se envuelve y presenta de forma atractiva, siendo ese el mayor fallo de la cinta de Jennifer Yu. Tal vez un adulto más paciente y observador disfrute esta película mucho más…, aunque esto sea difícil de conseguir para los que busquen mayor acción y entretenimiento en la butaca.
— Lo peor: El tempo, la dirección y la poca relevancia que va a aportar entre todas las sagas de cine para adolescentes.
— Lo mejor: El mensaje educativo que subyace durante toda la película. El personaje principal fuerte, carismático y ejemplar (Ruby, interpretado por Amanda Stenberg). DIARIO Bahía de Cádiz