CRÍTICA. La trama de ‘Godzilla: Rey de los monstruos’ gira alrededor del intento de la agencia Monarch por enfrentrarse a un grupo de enormes monstruos, incluyendo el propio Godzilla. Entre todos intentan combatir a Mothra, Rodan o del último némesis de la humanidad: King Ghidorah. Estas criaturas harán todo lo posible por sobrevivir, poniendo en riesgo la existencia del ser humano en el planeta. La doctora Emma Russel (Vera Farmiga) puede que tenga la clave para controlar a estos seres.
Decir que la película es solo apta para los incondicionales del cine de monstruos es ser muy beligerante con esta producción de la Warner. Ni siquiera los muy acérrimos a este género podrán disfrutar de este trabajo debido a sus incongruencias de guión (por ejemplo, si el gobierno se queja de que Monarch no desvela el número de Titanes y de bases que tiene la institución, ¿cómo puede ser que luego nos muestren las sedes de Monarch plagadas de miembros del ejército de los EEUU?), diálogos que parecen escritos por niños de 12 años, personajes insulsos (hasta el punto de hacerse odiosos o irrisorios), y las escenas imposibles e ilógicas (un ejército entero armado entra en escena para combatir con los “eco-terroristas” aún más armados… pero es el padre sin experiencia militar y sin ningún tipo de protección el que acaba llegando al objetivo e incluso salvando al ejército).
Es evidente que los actores se toman a broma sus papeles, limitándose a hacer mohines en las escenas dramáticas y a poner caras de águilas americanas (con mascado de chicle incluido, como no) en las escenas que se suponen de mayor tensión. A pesar de disponer de unas caras bastante conocidas para los papeles protagonistas (Vera Farmiga, Sally Hawking o Charles Dance entre otros), estos son dirigidos deficientemente, lo que se suma al hecho de tener que defender unas líneas de guión que hacen reír al más conformista de los espectadores. Destaca, sobre todo, la poca efectividad del recurso de la tragedia familiar y la búsqueda de la hija perdida, lo que genera varias escenas ilógicas y desprovistas del dramatismo pretendido.
Da la sensación de que la película ha sido diseñada únicamente como una pieza más de la cadena que quieren crear con la anterior (‘Godzilla’, 2014) y próxima entrega (‘Godzilla Vs Kong’, 2020), que ofrecen solo luchas entre titánicos animales radiactivos y efectos especiales que marean y ensordecen llegando a saturar los sentidos. Si le vas a dar eso al público ¿quién necesita una historia fundamentada y estructurada?
— Lo peor: Todo lo que no son los efectos especiales: actuaciones, guión, diálogos, trama….
— Lo mejor: Los efectos especiales… si hay que elegir algo. DIARIO Bahía de Cádiz