CRÍTICA. No hace falta retrotraerse muchas décadas para recordar el papel asignado a la mujer dentro de la familia tradicional. Amante esposa, ama de casa y madre,… siempre a la sombra del marido y buscando su felicidad como fin de la propia existencia. Puede que para los adolescentes de hoy en día esto parezca ficción, pero para muchos de los nacidos en el siglo pasado era algo normal y a lo que llegaban a acostumbrarse. En su primer filme, Dominic Cooke (hasta ahora autor teatral y de series de televisión), nos muestra un retrato de esta sociedad clasista y hermética y su profundo impacto en la vida de una pareja que solo busca encontrar la felicidad con su unión matrimonial.
‘En la playa de Chesil’ se sitúa en la Inglaterra de 1962. La joven pareja formada por Florence (virtuosa del violín y perteneciente a la clase alta) y Edward (joven perseverante y sacrificado que, a pesar de las dificultades, consigue hacerse camino en la vida) deciden casarse tras un corto tiempo de noviazgo. Están profundamente enamorados, pero son igualmente cándidos e inexpertos en el terreno sexual. Tras la boda, se trasladan a un hotel junto a la playa de Chesil, donde nada hace presagiar lo que sucederá esa noche.
La difícil situación de la mujer en los años 60 queda perfectamente retratada en el filme gracias al trabajo de dirección y guión (basado en el bestseller de Ian McEwan). La cinta presenta un desarrollo irregular en su primera mitad, llegando a resultar un poco lenta al estar llena de silencios y delicados momentos, lo que puede aburrir al espectador que espera impaciente que algo suceda. Sin embargo, si se tiene paciencia, nos encontraremos en su segunda mitad con un filme que muestra, de forma acertada, el sentimiento de culpa de las mujeres en la época y la presión debido a tener depositada en ellas la responsabilidad del éxito de las relaciones sexuales.
De forma elegante y no explícita (buscando que el espectador reflexione durante el filme, lo que es de agradecer) se dejan entrever todos aquellos aspectos que han lastrado la plenitud de las parejas décadas atrás: la falta de educación sexual por ambas partes y la falta de comunicación entre la pareja, la cual se veía casi obligada a contraer matrimonio para llegar a un mayor nivel de intimidad.
La película nos invita a pensar, a sufrir con los protagonistas y a vivir la sensación de que los matrimonios en la primera y segunda mitad del siglo XX estaban formados por completos desconocidos. Esto nos hace pensar en lo afortunados que somos actualmente por haber nacido en una sociedad más abierta, tolerante y madura,… y reflexionar en lo crucial que es preservarla para las nuevas generaciones.
— Lo peor: La lentitud de la primera mitad del metraje. Hace que el espectador pueda perder el interés. Los dos saltos temporales, demasiado continuados, y que hace pensar si uno de los mismos era realmente necesario.
— Lo mejor: La fotografía de las escenas en la playa donde transcurre la noche de bodas. La gran actuación de la pareja protagonista.
La apuesta cinematográfica de la semana que viene:
‘Ocean’s 8’. El filme nos narra como Debbie Ocean, la hermana de Danny (interpretado por George Clooney en Ocean’s eleven y su secuela), pretende conseguir el robo de un collar valorado en más de 150 millones de dólares. Para ello contará con la ayuda de siete ladronas expertas… lo que hace que la emoción esté asegurada. DIARIO Bahía de Cádiz