CRÍTICA. Siempre que a la autora P.L. Travers le fue posible, le negó a Disney los derechos de sus historias sobre la niñera más maravillosa de todo Reino Unido. Solo un insalvable problema económico, que la británica sufrió en la década de los sesenta, hizo que Walt Disney pudiera hincarle el diente a la historia tras veinte años de espera.
Para conocer un poco más esta historia, les recomiendo que vean ‘Al encuentro de Mr Banks’, protagonizada por Tom Hanks en el papel de Walt Disney y la siempre estupenda Emma Thompson como P.L. Travers. En este filme descubrirán cómo fue la adaptación de la novela (atentos a los audios originales de las reuniones entre los guionistas y la autora, que se pueden oír al final de la película) y el dolor que experimenta un escritor cuando ve su obra desvirtuada.
Travers tenía miedo del género musical para la historia, así como el uso de dibujos animados y de los actores que se eligieran para los personajes principales (siempre rechazó la elección de Dick Van Dyke como Bert, un personaje que le supuso el estrellato). Tan descontenta quedó del resultado final y del infierno que vivió en las reuniones con los guionistas, que blindó el resto de sus novelas hasta su fallecimiento. Y es que, seamos sinceros, no solo la autora sentía que el mundo del cine busca, muchas veces, sacar beneficios económicos aunque signifique pasar por encima de lo que sea… incluso de un autor y su obra. El espectador, por desgracia, también se siente así más veces de los que desearía.
Mary Poppins no es solo una novela de P.L. Travers sino también una película que forma parte de la infancia de millones de niños. Sus canciones, su color y sus personajes tan carismáticos se merecían una secuela de mayor calidad, que nos hiciera salir del cine cantando las canciones y hacernos reír y emocionarnos hasta la lágrima en diferentes momentos. Con ello no quiero decir que no merezca la pena acudir a las salas ya que es una película que se disfruta y hace que esbocemos una sonrisa y nos contagiemos del ritmo de algunos de sus números musicales pero, como secuela, es una obra menor en muchos aspectos.
No cabe duda, por ejemplo, que la actuación del gran Dick Van Dyke, con su retrato de Bert el deshollinador, llegó a nuestros corazones y, aún a sus 93 años, sigue siendo recordado por él. Sin embargo, en ‘El regreso de Mary Poppins’, el actor Lin Manuel Miranda, que interpreta al faroleo Jack (viva la originalidad de los guionistas) no transmite el carisma necesario para que los niños de hoy en día, inundados de películas y de estrenos semanales, le retengan en la memoria más de dos días.
Mención aparte merece Emily Blunt, elegida frente a muchas candidatas para el codiciado papel. En mi opinión su físico, gestos y caracterización son más fieles a la obra literaria y a la idiosincrasia de cualquier institutriz británica que la demasiado almibarada interpretación de Julie Andrews.
La gran incógnita que me surgió viendo esta película es que, cuando una obra es redonda y, sobre todo, un hito de la infancia de una época, ¿no sería mejor reponerla en la gran pantalla y darla a conocer a las nuevas generaciones?
Permítanme que les recomiende visionar de nuevo el clásico y enseñarle a sus hijos a decir “Supercabri…”, “Superfabrilis…”, bueno, ya saben. Decidan lo que decidan, no puedo negar que la diversión está asegurada mientras sea en familia y en estas fechas tan señaladas.
— Lo peor: Las canciones son demasiado largas, faltas de ritmos y estribillos pegadizos… y hay demasiadas melodías melancólicas.
— Lo mejor: La interpretación de Emily Blunt como Mary Poppins. DIARIO Bahía de Cádiz
La apuesta cinematográfica de la semana que viene:
‘Tiempo después’. El maestro José Luis Cuerda nos trae una secuela de una sus grandes obras: ‘Amanece que no es poco’. Un elenco repleto de caras conocidas del cine español. Promete.