CRÍTICA. En el cine es más difícil hacer reír que llorar. Esta afirmación la han compartido a lo largo de décadas innumerables actores y profesionales del séptimo arte. La sensación de tristeza es universal y, por ello, es fácil empatizar con las situaciones trágicas de la vida. Sin embargo, hay muchos y muy diferentes tipos de humor (ninguno mejor que otro) y eso hace más difícil compartir esta emoción y lograr que llegue a todo espectador con la misma intensidad.
Alfonso Sánchez y Alberto López enlazan la historia de su nueva cinta, ‘El mundo es suyo’, con aquella de ‘El mundo es nuestro’ (2012), volviendo incluso a encontrarnos con varios de los personajes del filme anterior que continúan aquí sus papeles: el empresario y el banquero corrupto, el trabajador en paro y la reportera indiscreta y de discurso torpe (Mary Paz Sallago) entre otros.
En este caso, el relato se centra en otra de las parejas de su trilogía sevillana que se hizo viral en youtube en 2007: Rafi y Fali (defensores a ultranza del “enterismo”). Estos “compadres”, clásicos y clasistas, se reencuentran con el motivo de la comunión del hijo de uno de ellos. Es entonces cuando la simple misión de recoger el traje del niño y llevarlo a la finca donde tendrá lugar el evento se complicará hasta límites inimaginables.
Como dijo Billy Wilder, “si vas a decirle a la gente la verdad, hazlo con gracia o te matarán”. Esta máxima, a la que Alfonso Sánchez sabe sacar gran partido en sus guiones, da lugar a una sátira plagada de arquetipos españoles mostrados sin ningún tipo de mofa ni complacencia, sino haciéndonos reflexionar y ser críticos con una sociedad en decadencia pero que aún coletea. El director, guionista y actor de la cinta es capaz, en su nuevo filme, de desatar risas entre los espectadores e incluso aplausos en las salas de nuestra provincia (ver la escena del taxi con el gran Selu y el Cádiz de sus amores).
Salvando las distancias, este estreno comparte un objetivo parecido a ‘La escopeta Nacional’ de Berlanga: crear un espacio de reflexión mezclando mundos radicalmente distintos y haciéndonos testigos de las situaciones cómicas que se generan.
La crítica social no tiene que ofrecerse siempre con un discurso serio y solemne. Ya desde el Siglo de Oro, la sátira nos ayuda a afrontar la realidad que nos ha tocado vivir. Elegir este enfoque para una película no es siempre el camino más fácil para un guionista, pero se agradece que a Alfonso Sánchez le guste arriesgar y esforzarse en intentar, al mismo tiempo, hacernos pensar y pasar un buen rato en la butaca.
— Lo peor: A pesar de estar bien construida y conseguir, con mayor o menor acierto, su objetivo, no está a la altura de su predecesora (‘El mundo es nuestro’) ni de los geniales sketches de Mundo Ficción.
— Lo mejor: Muchos de los diálogos y líneas de un guión que nos dan una bofetada de realidad (ver, especialmente, la comida en la que están presentes políticos, eclesiásticos, empresarios y hasta una marquesa). Los cameos del Selu y el Love.
La apuesta cinematográfica de la semana que viene:
‘En la playa de Chesil’. Inglaterra, años 60. Dos jóvenes de mundos distintos contraen matrimonio pero sus vidas cambian ante lo que sucede durante su noche de bodas. DIARIO Bahía de Cádiz