CRÍTICA. Cuando en 2010 comenzaron las negociaciones para preparar la producción de un biopic sobre la vida de Freddie Mercury, el papel del líder de Queen nacía ya con el rostro y la voz del actor británico Sacha Baron Cohen. Sin embargo, el intérprete de ‘Borat’ se bajó del proyecto al saber que la línea la producción no se centraba en los aspectos del consumo de drogas, su homosexualidad y toda la controversia que su vida privada generó en el momento. Al parecer, Baron Cohen quería mostrar el lado más oscuro de un cantante que dejó un legado inmaterial que se merece no ser empañado por este.
Por lo anterior, algunas críticas se han apresurado a calificar ‘Bohemian Rhapsody’ de como un biopic “blanco”, que solo pasa de soslayo los aspectos más duros de la vida de una persona herida por dentro y que entregaba en la composición de sus canciones y en sus espectaculares directos todo su ser.
Sin embargo, el consumo de drogas, su homosexualidad, la relación con sus padres, sus excesos y muchos más aspectos de la vida del cantante son más que tratados en el filme. Que se muestren sin que signifique ensombrecer su importante legado es más un acto de justicia que de ocultamiento. Puede que la sociedad actual quiera ver la miseria de los artistas más que conocer a fondo sus aportaciones y la creación de su obra, como se muestra en la genial escena de la rueda de prensa en la que la banda sufre una suerte de tercer grado de la vida personal de Mercury, Sin embargo, este filme, de forma muy acertada, abraza la idea de encumbrar primero y ante todo la obra y, en un segundo plano, mostrar la realidad de la vida.
En el plano artístico, el director Bryan Singer (‘X-men’, ‘Superman Returns’) es capaz de mantener un ritmo correcto en un filme que mantiene el interés en todo momento y que alcanza su zenit en la recreación de la actuación de la banda en el concierto del Live Aids de 1985.
La elección de los planos, el cuidado trabajo de los actores principales (Rami Malek, Ben Hardy, Joseph Mazzello y Gwilym Lee), la labor de fotografía y de dirección consiguen reproducir de forma impecable los 20 minutos de actuación que marcaron la vida de los millones de asistentes y que, sin duda, acompañará a este genio del rock allá donde esté.
— Lo peor: Tal vez se echa en falta el uso de una mayor cantidad de material original sobre, por ejemplo, el impacto de la muerte del cantante internacionalmente. Solo en los créditos finales se muestra este tipo de documento.
— Lo mejor: Los actores y el buen trabajo de casting. La recreación de la actuación de la banda en el Live Aids en el estadio Wembley. DIARIO Bahía de Cádiz
La apuesta cinematográfica de la semana que viene:
‘Infiltrado en el Kkklan’ de Spike Lee. A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en infiltrarse en el Ku Klux Klan.