CRÍTICA. No solo las canciones, también vestimenta, iluminación escénica y disposición visual del grupo Café Quijano marcaron el tono serio, intimista y romántico de la primera parte de un concierto claramente estructurado en dos con finale apoteósico. Con una duración total de dos horas, como corresponde a un evento de estas características, se disfrutó en Jerez de un concierto entretenido y plácido, al menos antes de la prolongada y excitante propina. Todo medido, calmoso y de buen gusto; incluso la respuesta del público, respetuoso al extremo y sin especiales manifestaciones de arrebatados fans, fue calurosa, agradecida y medida.
Vestidos de smoking los tres hermanos y una ambientación boîte afrontaron de inicio el selecto repertorio de sus boleros. “Pasamos hace unos años una crisis sentimental, los tres a la vez. Nos dijeron que cuando estás así es mejor recurrir al bolero”, contaba Manuel Quijano, tras interpretar en el estreno del concierto cantar la canción bandera de su larga duración Qué será de mí. “El bolero es el remedio del desamor. Así que comenzamos a cantar boleros los tres. Y nos salieron tres discos”.
Café Quijano tiene publicados tres largos de boleros y a poco que se esfuercen puede llegar a completar con ellos la mitad de su catálogo, por lo que en mucho tiempo será el género de referencia del grupo. Hubo pocas variaciones estéticas, predominó el buen gusto en los comentarios introductorios de cada canción, el trajín inevitable de cambios del guitarra solista, pero sobre todo se disfrutó de un sonido excelente, en el que una lucida trompeta con sordina aportó color en la inevitable monotonía instrumental de la familia de cuerdas de Café Quijano. La respuesta incondicional del público estuvo impregnada de entusiasmo ma non troppo que suscitó la audición de los temas de esta primera mitad donde destacaron ‘Qué será de mí’, ‘Qué más da’, ‘Te matan los celos’, ‘Irreal’, ‘Me enamoras con todo’…
La interpretación de una pieza instrumental sirvió de transición a la segunda parte y dio tiempo a que los componentes del grupo se cambiaran de instrumentaran para adecuarla al nuevo ambiente retro-pop en el que se desarrolló el cambio de género temático. También dio ocasión a engrosar el grupo instrumentalmente, incorporando una guitarra eléctrica como cuarto solista, un músico técnicamente muy solvente, aunque algo demodé en sus riffs y propuestas a solo. El núcleo de esta segunda fase del concierto se dedicó a su última producción discográfica, La vida no es la la la. Quizá la pieza más vibrante de ese disco fuese ‘Habanera’, con la que el público apreció mucho mejor la sección rítmica, que estuvo siempre en un segundo plano visual algo injusto con sus intérpretes. Café Quijano entremezcló la presentación de su último disco con la recuperación de famosos temas del grupo, ‘Cerrando bares’, ‘No tienes corazón’ recordando a Sabina, ‘La taberna de Buda’ y otros.
En la propina se vivió en el Villamarta una última media hora de auténtico concierto de masas. Fervor, petición de bises, brazos en alto, aplausos continuados… lo esperable cuando las canciones arrebatan a los fans y se permite que liberen sus emociones. Fueron momentos mágicos, inigualables, en los que estuvieron presentes las canciones que llevaron a Café Quijano al estrellato y que permitieron inscribir al grupo en la historia pop española. Aunque regodeándose en la suerte, como se dice en el argot taurino, la interpretación de la canción ‘La Lola’ despidió al grupo en el ambiente de eufórica satisfacción que solo consiguen los grandes. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
La vida no es la la la. Café Quijano.
Lugar y dia: Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera, 1 de marzo de 2019. Asistencia: lleno.