CRÍTICA. No solo la adecuada y hermosa combinación de sonidos es la música -una obviedad afirmarlo-; en un concierto influye mucho el arte de combinar las piezas musicales seleccionadas para su interpretación. La OFM propuso para el Festival de Cádiz una interesante y preciosa combinación de estilos musicales y sus correspondientes plantillas orquestales, desde la sobria -filarmónica, propiamente dicha- de la época clásica para interpretar la Obertura del Egmont beethoviano hasta la exuberante exhibición de texturas instrumentales en El pájaro de fuego de Stravinski. En medio, el trombón se entronizó en el Concierto para trombón y orquesta de Salvador Brotons.
La combinación de estas obras lleva consigo la diversidad expresiva -otra obviedad-, si bien reforzada por las intenciones de compositores y su correspondiente traducción por la dirección de orquesta. El exponente de tal diversidad fue la pieza para trombón solista de Brotons: Furioso, expresivo, cómico, grotesco, lúgubre, brillante son las anotaciones de expresión en las nueve indicaciones de tempi de esta pieza. Por lo demás, esa variedad expresiva está garantizada en El pájaro de fuego, donde la suite para ballet integra trece partes con registros variados. Si se le añade el gusto direccional de Pablo González por la amplitud dinámica en la interpretación de las piezas el resultado da lo que se escuchó en el Teatro Falla: un concierto brillante, riguroso y completo.
La orquesta se implicó, como pocas veces, para que el resultado fuera así; desde el inicio. El desgarro dramático transmitido en la parte final de la Obertura indicó el compromiso de dirección y orquesta para llevar a los oyentes la tensión propia del drama goethiano. El compromiso se extendió a las demás piezas, con un entendimiento sin fisuras entre Pablo González -dirección precisa, sin aspavientos- y los maestros músicos.
Solo así podría ejecutarse el Concierto para trombón, con su amplia variedad de colores, cambios continuos de ritmos y multiplicidad de detalles. Por supuesto, el peso en la ejecución estuvo en el solista, Ximo Vicedo, que exhibió su virtuosismo en esta complicada y deslumbró con la interpretación de la exigente pieza compuesta por Brotons en 1997.
También, en cierta forma, El pájaro de fuego en la versión orquestal que el propio Stravinski reescribió en 1945 permite la exhibición individual de los diferentes intérpretes -tal que solistas-, si bien la sección de viento-madera se lleva la palma en esa suerte de oportunidades de mostrar la excelente técnica de cada uno de ellos. Un Pájaro de fuego que caló en el público con toda su carga emocional y riqueza de texturas sonoras. DIARIO Bahía de Cádiz
FOTO: F.M.
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XIX Festival de Música Española de Cádiz.
Orquesta Filarmónica de Málaga. Pablo González, director. Ximo Vicedo, trombón.
Programa: Ludwig van Beethoven (1770 – 1827) Egmont, Op. 84 en Fa menor (Obertura) / Salvador Brotons (1959) Concierto para trombón y orquesta, Op.70 / Ígor Stravinski (1882 –1971) El pájaro de fuego, suite para orquesta versión 1945.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 13 de noviembre de 2021.