CRÍTICA. Por ese palpitar que tiene tu mirar / Yo puedo presentir, que tú debes sufrir / igual que sufro yo, por esta situación… la canción del cantante argentino Sandro se expande en toda la sala y ampara el desnudo, ya desde el patio de butacas, de los cinco bailarines. Apenas unos momentos abandonarán algunos ese desnudo durante toda la interpretación de la pieza, estructurada con varias secuencias coreográficas, manejadas micro en mano por Marina Otero. Ella también participará de otra forma en ese mostrarse desnudos sin ninguna constricción delante del público.
El desnudo es una mezcla de provocación, libertad y medio de expresión. Se muestra necesario para mostrar con libertad la polisemia encerrada en la propia expresión que da título a la obra, Fuck me. También a la intención narcisista y doliente de la artista argentina en el proceso de creación de la pieza. En ella, apela al dolor para intentar contar su historia como bailarina. “¿Qué cuerpo podrá contar la historia de mi vida hasta mi muerte? Sólo el mío”.
La proyección de vídeos de su colección particular corrobora lo que en el escenario se simula: la evolución vital de la bailarina y coreógrafa en la que se ha instalado el dolor, limitando sus capacidades, en los últimos años. A través del dolor cuenta su historia. Ante la imposibilidad física, el cuerpo de ella se implanta en la historia a través de un mecanismo de suplantación: los cinco bailarines rehacen, uno a uno, el cuadro fragmentado de su vida artística, mimetizando los movimientos de baile que la bailarina registró en sus videos. En ellos se ofrecen de forma intermitente las actuaciones familiares de su adolescencia, las primeras piezas que bailó en su juventud y las coreografías más significativas de su carrera. En ellos se muestra que hubo de todo: alegría, satisfacción, esfuerzo y mucho dolor.
Dos secuencias destacan tanto por su significado, como por el impacto que produce en el público. En la primera, descubre la ligazón de su abuelo con la dictadura cívico-militar que llenó de muertos y desaparecidos por terrorismo de Estado. La segunda tiene que ver con las sucesivas operaciones para tratar las hernias discales que sufre debido a la práctica dancística: los intérpretes replican con innumerables golpeos sobre el escenario la violenta y dolorosa danza que provocó a Marina Otero su casi parálisis corporal. “Siendo bailarina siempre me sentí muy bien, muy fuerte. Un cuerpo entrenado hace que uno se sienta joven, saludable. Mi vida se dio vuelta. Pero no porque no podía bailar, pasaron un montón de cosas más trágicas: no podía salir de la cama. No había forma de sacar el dolor y la hernia se fue agravando cada vez más. Me inyectaron morfina”.
El dolor se visita en pasado, el hecho de contarlo ubica las referencias en el pasado y la ficción termina también en pasado… Nada más acabar, la artista recupera toda su movilidad y energía y baila sin repetición en el escenario: “Ustedes márchense si quieren; mientras tanto, yo me quedaré aquí, corriendo…”. DIARIO Bahía de Cádiz
FOTO: Gerardo Sanz / FIT
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXXVI Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz
‘Fuck me’. Dramaturgia y dirección: Marina Otero.
Performers: Augusto Chiappe, Cristian Vega, Fred Raposo, Juan Francisco López Bubica, Miguel Valdivieso, Marina Otero. Diseño de iluminación y espacio: Adrián Grimozzi.
Lugar y día: Teatro de Títeres La Tía Noria de Cádiz, 24 de octubre de 2021. Asistencia: Lleno.