CRÍTICA. La medida correcta del mundo. La forma correcta de vivir. La esencia correcta del ser… La corrección marcó la vida de dos jóvenes en el conocido barrio sevillano de Los Remedios, pero desde la incorrección Fernando y Pablo reviven sus experiencias personales, si bien centrando la mirada en sus familias y en el colegio donde ambos estudiaron, más que en la zona. Más sobre las personas que marcaron sus desarrollos personales, que sobre el contexto social que forjó sus identidades
Y a través de esa mirada sitúan el drama -por diferente a la comedia- donde el texto se encarna en reflexiones sobre la condición humana, netamente influenciadas por su educación en colegio religioso -¡ay, Kiergegaard…!-, y adquiere en la fase final de la función una dimensión grandiosa. Porque Los Remedios se envuelve con el ropaje del humor para destaparse con regularidad hasta llegar a lo más íntimo del ser.
En general, la obra es una sátira dirigida a los padres y mayores de la familia, preocupados porque ellos elijan la profesión correcta que les proporcione una posición acomodada y seguridad en el futuro. Por el contrario, la respuesta a esa presión familiar se da en Los Remedios, una pieza que reflexiona sobre la raíz de la necesidad de actuar, del nacimiento del actor y de las posibilidades transformadoras del teatro.
Organizada en breves sketches, parte jocosa y parte dramática se alternan como picos de una sierra que poco a poco corta y separa en dos esta interesante pieza teatral. La más superficial explora con eficacia actoral los recursos básicos de humor, aunque es en la parodia donde se mueven ambos con más comodidad. Se aplican a imitaciones de algunas personas que se cruzaron en sus vidas de niños y adolescentes, muchos de su familia, que dejan en sus personajes la impronta de la corrección política y social -léase, conservadora-, dominante aún hoy en día en la mayoría de los vecinos del barrio.
Por supuesto, y por fortuna de forma breve, recurren al estilo moranquiano -excentricidad y exageración- en los sketches ¿inevitables? de Semana Santa y Feria de Sevilla; pero es el humor inteligente y fino de sus sátiras el que con mayor precisión los define como una pareja actoral de gran calidad. Una pareja de complementos, en la que el peso cómico recae sobre todo en Pablo y en sus vertiginosos transformismos -un actor dominante que se “come” a su partenaire en escena-, y el peso dramático se inclina poco a poco en Fernando y en la expresividad grequiana que imprime a sus discursos, llenos de sensibilidad y de sentido humano.
La obra da un giro escénico repentino y se expande en los últimos instantes con una coreografía, a cuerpos casi desnudos, que sirve de preámbulo para la conclusión y ambientan –‘Serás mi aliento y mi luz y el futuro nos sonreirá”- su propuesta final: la amistad es la respuesta frente al desconcierto que produce la vida. DIARIO Bahía de Cádiz
FOTO: Gerardo Sanz / FIT
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXXVI Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz
‘Los Remedios’. La_Compañía exlímite.
Texto: Fernando Delgado-Hierro. Dirección: Juan Ceacero. Creado e interpretado por Pablo Chaves y Fernando Delgado-Hierro. Escenografía y vestuario: Paola de Diego (AAPEE). Iluminación: Juan Ripoll.
Lugar y día: Sala Central Lechera de Cádiz, 24 de octubre de 2021. Asistencia: Lleno.