CRÍTICA. Ramón Paso afirma que Jardiel es uno de los autores más importantes e influyentes de la Literatura española. La realidad es tozuda y se encuentra fácilmente señales evidentes que corroboran la aseveración. Por eso, y admito que fue una agradable constatación, llenó el aforo del Teatro Villamarta la representación de Eloisa está debajo de un almendro, una de las obras más reputadas de Jardiel Poncela.
La función corresponde a una adaptación de Ramón Paso sobre esta obra realizada sin maquillar lo esencial del texto y desde la perspectiva de cómo se ejecuta actualmente el teatro, con elencos menos extensos y un atrezo más reducido que en la época jardeliana. El director de escena justifica la versión teniendo en cuenta que entonces eran tiempos de esplendor del teatro, no tenía los competidores del cine y televisión y, apostillo, la duración de la función alcanzaba fácilmente las tres horas.
Esta adaptación no se limita solo a eliminar las escenas con animales y al acortamiento intencionado del texto dramático como destaca en sus comentarios sobre la versión. También se eliminan los entreactos y para la ambientación escénica se recurre a pocos elementos prop, específicamente sillas y una estructura de aristas paralelepipédicas que permite la recreación de espacios virtuales apelando a la imaginación del espectador. El vestuario también contribuye al aggiornamento de la obra a época más actual, quizás futurible, con un look un tanto chocante en algunos personajes masculinos.
La obra de Jardiel retoma el sempiterno tema de dos amores imposibles, pero filtrado el problema en clave de humor y con final feliz. Mariana y Fernando son dos enamorados sin suerte porque sus familias están enfrentadas por un crimen que ocurrió en el pasado. Los extravagantes comportamientos de ambas familias son correlativos a los de los novios y, escena tras escena, todos nos dan una lección de rico teatro cómico, sin importar el recurso a ingeniosas situaciones absurdas.
En la función del Villamarta, el público vibró con toda la secuencia de Edgardo, que prometió no levantarse de la cama nunca más y los sirvientes simulan con él que viajan en tren desde ella, y con todo lo relacionado con la tía Clotilde, que se enamora de Ezequiel sólo porque le cree un asesino en serie, situaciones y personajes donde se concentran quizás los valores de comicidad, ingenio y locura absurda de esta obra.
Ramón Paso nos ayuda a entender el planteamiento del dramaturgo en esta pieza teatral. Jardiel diferenciaba sus comedias entre las que tenían “corazón” y las que no. Por “corazón” se entiende un gusto por lo elevado, por lo profundo, por lo inteligente, por el amor, considerando ese amor como una fuerza inspiradora que redime y salva a los personajes. En Eloísa… ese “corazón” es la fuerza centrífuga que aclara los misterios, que sana las heridas y que articula toda la trama.
Por amor, Fernando se empeña en desvelar el misterio que resuelve la trama, previsible en cierta forma a partir de descubrirse la extraña situación de Julia, la hermana de Mariana. Un súbito happy-end que llega en el momento justo, por la reiteración en el uso de la estrategia de diversión del público. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
‘Eloisa está debajo del almendro’ de Enrique Jardiel Poncela.
Dirección, Mariano de Paco Serrano. Ramón Paso, versión. Elenco: Ana Azorín, Carmela, Lloret, Guillermo López-Acosta, Fernando Huesca, David Bueno, Mario, Cristina Galledo, Soledad Mallol, Andrés Requejo, Carlos Segui.
Lugar y día: Teatro Villamarta de Jerez, 31 de enero de 2019. Asistencia: lleno.