CRÍTICA. “Nunca digas adiós si no puedes hacerte cargo de esa palabra”. Es una de esas frases de impacto que pululan en la pieza de teatro Un buen morir. Pero en el maletín de urgencias de mi auto coaching tengo anotadas otras muchas, a la espera de hacerme con el libreto. Disfrutaré mientras viva del piropo que me gustaría dedicarle a alguien muy especial: “Podrás decir que soy aburrido, pero hago algo que otros no pueden hacer. Mientras te miro puedo tocarte el alma”.
¿Por qué destaco esta obra como una de las más significativas del FIT 2019? Porque “uno se enamora de lo imperfecto” –otra cita para recordar- cuando la imperfección no se interpone entre actor y espectador. No espere contemplar en esta pieza teatral una escenografía de altos vuelos. En varias ocasiones la escenografía traslada al espectador a una escena cantando-bajo-la-lluvia, quizás el efecto más llamativo y calculado; pero, en general, la escenografía no es pretenciosa, sino simple y efectiva, explorando posibilidades de sorpresa con recursos básicos. Se disfruta de esta obra imperfecta, porque en la mêlée de elementos teatrales que componen su estructura se siente, piensa, ama y muere como la dulce pareja que prepara su imposible despedida –él ya está muerto-. Un buen morir te toca el alma con la poesía de las palabras, con la expresividad de los pequeños gestos de la pareja, con la magia del teatro. Nadie puede quedar indiferente a quienes, en cada paso de una acción dramática aparentemente trivial, te tocan el alma cuando es tiempo de que los recuerdos sustituyan las palabras.
La obra se inicia con la escena final del Romeo y Julieta de Shakespeare. La repetición de esa escena, es la carta de presentación de dos actores que lucen comicidad, sentido del humor y añaden matices en el rosario de desencuentros que son consustanciales a sus trajines vitales. Porque en el amor se toma el riesgo de afrontar también días de tormenta, y por amor se debe afrontar también la despedida. ¿Hasta dónde llegan los miles de adioses que hay en una relación de pareja? Un buen morir es el relato de un adiós y sobre el adiós ofrece muchos puntos de vista. “Aprendes a decir adiós cuando no hay nada más que decir y en realidad hay todo por decir”, es una de muchas ideas sobre el adiós, aunque sepamos que no tenemos un lenguaje para los finales.
Un buen morir apela a la experiencia personal de la pareja de actores para aportar reflexiones y jugar con los sentimientos del público desde el descubrimiento de lo íntimo y la fuerza de la poesía. La pieza teatral es también poesía visual en perlas que se combinan en un rosario de metáforas e imágenes incrustadas en el texto dramático. Quizá el verso más irónico de todos sea “Puedo medir mi vida en tazas de café” que alude al valor de lo cotidiano y a que la vida se construye en lo diminuto.
Un buen morir ofrece muchas capas para vivir la obra, y en cada una de ellas te puede zambullir disfrutando de un teatro de actor, con la riqueza de la poesía y la imaginación como recursos básicos, y con la capacidad de recrear algo nuevo con historias y argumentos ya conocidos. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXXIV Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz
Un buen morir. Teatro de los Andes (Bolivia)
Dirección: Elías Cohen. Texto: Alex Aillón Valverde. Elenco: Alice Guimarâes y Gonzalo Calleja.Lugar y día: Teatro del Títere La Tía Norica de Cádiz, 24 de octubre de 2019.