CRÍTICA. Sin advertencia previa por medio, los primeros compases de Jacuzzi impactan por la puesta en escena, casi en el límite de lo inverosímil. A partir de ahí, se plantea la acción: Susy recibe la visita de su ex, Alejandro, aunque la chica está casada con el amigo íntimo de su ex marido, Pepe. La visita responde a la invitación de la pareja para mostrarle a Alejandro el apartamento nuevo que han comprado en La Habana tras su estancia en Roma. Susy y Pepe le reciben en la parte más significativa y diferenciada de la vivienda: un cuarto de baño con jacuzzi.
La constricción de espacio es esencial en la pieza teatral, como elemento simbólico que enfatiza el mensaje dramático. El marco de movimientos se disminuye aún más al ocupar el público parte del escenario, sentados parte de los espectadores alrededor de ese cuarto de baño, que montan en forma de jaula para aumentar ese efecto de restricciones. Pero el elemento decisivo es el jacuzzi ubicado en el centro; un espacio mínimo, agradable y placentero para una sola persona, pero que en la obra resulta también ser un falso jacuzzi. Esa piscina en su mínima expresión se convierte en un espacio incómodo y amenazador cuando los tres, de una forma u otra, se sumergen en él.
Tras el espectacular comienzo y en ese ambiente limitado y limitador afloran los problemas y los conflictos motivados por las relaciones cruzadas entre ellos; son especialmente conflictos anteriores derivados de la relación entre Alejandro y Susy. Ellos dirimen aún sus diferencias como si el divorcio fuera solo una pausa en su relación y Pepe reclama su parte en ese juego de sentimientos amorosos en conflicto. Alejandro también expresa sus problemas con la mujer que sustituyó a Susy cuando se divorciaron, un personaje ausente pero vivo en la intensidad de la narración, que introduce de paso en esta historia temática de gran intensidad dramática.
Los tres llevan tiempo sin verse y los años han cambiado las cosas y también sus perspectivas personales; los conflictos se acrecientan porque se suman a ellos sus reflexiones sobre la realidad actual de Cuba y las contradicciones del modelo político que surgió con la revolución castrista. Esa línea del texto aparece con claridad a mitad del desarrollo dramático y con ese cambio, los términos naturales del relato se invierten. La isla de Cuba es entonces un jacuzzi que ya no es un recipiente con agua, sino un territorio limitado y rodeado de agua, donde los jóvenes deben encontrar acomodo vital en medio de sus incertidumbres, miedos y convicciones.
El punto focal en este aspecto se centra en Alejandro, que expresa claramente su disconformidad con la aceptación del sistema vigente y se cuestiona su papel como escritor en la sociedad. Pepe asume el papel de antiprotagonista y en su enfrentamiento con Alejandro confluyen dos motivos de confrontación: el inevitable reencuentro sentimental de Susy con Alejandro y las diferencias de criterio de cómo operar en la Cuba actual.
La obra cautiva al espectador, especialmente en las fases de confesión a corazón abierto, y el público responde receptivo a la modulación de la intensidad dramática a la que ayuda un texto muy elaborado y fluido, junto con una interpretación ajustada a los personajes, si bien el personaje de Pepe se percibe sobreactuado en su papel de joven rencoroso y sumiso aceptador de las reglas de juego establecidos en la sociedad cubana actual. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz 2018
‘Jacuzzi’. Trébol Teatro (Cuba).
de Yunior García Aguilera / Elenco: Yunior García Aguilera, Víctor Garcés Rodríguez, Yanitza Serrano Garrido/Heidy Torres Padilla